La Santa Misa de los niños que se celebra todos los domingos a las 10 de la mañana en la Catedral de Texcoco, fue el marco para la Adoración Eucarística Mundial, convocada por el Santo Padre Francisco para que todas las catedrales y parroquias del mundo entero se unieran simultáneamente en esta especial oración ante el Santísimo Sacramento del Altar para pedir con fuerza a Jesucristo nuestro Señor: paz, justicia, libertad, dignidad, vida y unidad de todos los pueblos. Por el perdón de nuestros pecados y porque la caridad se haga presente en nuestros corazones en el servicio a los demás, especialmente a los más necesitados de nuestra comunidad y del mundo.
El Pbro. Víctor Manuel Tolivia Meléndez, Rector de la Santa Iglesia Catedral de Texcoco, asistido por el Servicio del Altar de los niños de la catequesis, presidió la Adoración Eucarística.
Estas fueron las Intenciones de oración propuestas por el Santo Padre Francisco:
1. Por la Iglesia extendida por todo el mundo y reunida hoy, en signo de unidad, en la Adoración a la Santísima Eucaristía. El Señor la haga siempre más obediente a la escucha de su Palabra y así pueda presentarse ante el mundo “más bella, sin mancha ni arruga, sino santa e inmaculada” (Ef 5,28). A través de su fiel anuncio, la Palabra que salva resuene siempre como portadora de misericordia y propicie un renovado compromiso en el amor que ofrezca pleno sentido al dolor y al sufrimiento, y restituya la alegría y la serenidad.
2. Por todos los que en diversas partes del mundo viven el sufrimiento de las nuevas esclavitudes y son víctimas de las guerras, de la trata de personas, del narcotráfico y del trabajo “esclavo”; por los niños y las mujeres que sufren cualquier forma de violencia. Pueda su silencioso grito encontrar la Iglesia despierta. Así, teniendo la mirada fija en el Cristo crucificado, ella nunca olvide tantos hermanos y hermanas dejados en manos de la violencia.
Además, oremos por todos aquellos que viven penurias económicas, sobre todo por los desocupados, los ancianos, los inmigrantes, los que no tienen hogar, los presos y por todos los que experimentan marginación. La oración de la Iglesia y su activa labor de cercanía en la caridad sea para ellos consuelo y apoyo seguro. Que ella pueda alentar siempre la esperanza y la audacia en la defensa de la dignidad de la persona humana.
Que la oración a Cristo Jesús por las intenciones del Papa y nuestras, continúen elevándose al Cielo en nuestra vida cotidiana por la Misericordia del Señor.
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