Texcoco, Méx. 24 de septiembre del 2023. En el marco de una emotiva Celebración Diocesana por los 500 años de Evangelización en Texcoco; Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, el Obispo Anfitrión de esta fiesta, tuvo la oportunidad de compartir su pensamiento y su sentir a la luz del Evangelio de este domingo tan especial, no sin antes agradecer la asistencia de sus hermanos Obispos, de su Presbiterio, Comunidades Religiosas, Seminarios, Agentes Laicos y Fieles de las seis Vicarías Episcopales territoriales, y a las autoridades civiles presentes (Gobernadora y Presidentes Municipales).

En su breve y enternecedora intervención, nuestro Obispo Diocesano inició con el significado de “un denario”, que se menciona en la parábola de la Buena Nueva del Señor correspondiente a este día (Mt 20, 1-16). Reflexionó sobre la acción sencilla del “mejor empresario del universo”, de aquel que da la recompensa, el salario, lo justo para los trabajadores que tenían derecho a recibir” para alimentar a su familia”. Nuestro Señor Jesucristo nos entronizó al corazón bondadoso del gran empresario, que es Dios, a quien se dirigió a Israel diciendo “El Señor es uno solo, y lo amarás con todo”.

En torno a “un solo denario”, Mons. Juan Manuel hizo énfasis en que “uno solo es el Mesías y Salvador, que nos ha regalado una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre, un solo Reino, una sola paga, la mejor”; como aquel centurión exclamó “una palabra tuya bastará en mi siervo”; llevándonos a entender que en la vida solo una cosa es necesaria para ser feliz. Recalcó que “todos los presentes tenemos una palabra de amor, de perdón, de cariño, y con ello basta y se enriquece el cielo; una palabra de amor y de ternura ofrecida en el nombre de Cristo”.

Continuando con su discurso, el Obispo nos hace comprender que aquella palabra de vida que basta pasa sanar nuestros corazones, en la que nosotros nos reunimos y encontramos en este día tan significativo para la Diócesis de Texcoco; es nuestro Padre Celestial, es Jesucristo, “Él es el denario, el único denario que necesitábamos para salvarnos”.

Concluyó el mensaje dando gracias a Dios por estos momentos que nos ha dejado vivir y experimentar, con mucha fe y alegría, haciendo mención de la siguiente manera: “Moneda divina y celestial […] a ese denario llamado Jesucristo, poderosísimo y celestial, la Gloria, el honor; por los siglos de los siglos. Amén”.