Estar en cuarentena en casa ha sido un proceso difícil para muchas personas, de una semana a otra las actividades cotidianas cambiaron debido a la pandemia por coronavirus COVID – 19.  Entre las medidas de sanidad que se adoptaron fueron la prohibición de aglomeraciones y el prudente distanciamiento social, lo que obligó a cerrar los templos y cancelar las celebraciones litúrgicas con presencia de fieles.

Dos meses de aislamiento social, en los que para evitar sentimientos de abandono y soledad en los fieles, muchos sacerdotes se esfuerzan por ofrecer servicios como: transmisión de eucaristías, cursos, oraciones, catequesis, Horas Santas on line; Cuaresma y Semana Santa las vivimos de manera inédita “desde casa”. En este proceso, han muerto al menos 200 sacerdotes en diversos países, tratando de ofrecer ayuda espiritual a los enfermos mostrando el auténtico rostro de Dios y de su Iglesia, realizando diligentemente el mandamiento del amor y de la caridad, e intentando acercarnos a Dios a través de los medios de comunicación y de las tecnologías digitales de información.

En medio del aislamiento en el que estamos sufriendo la falta encuentros, el impacto al ver los templos cerrados, las celebraciones -sin pueblo- con las bancas vacías, y experimentando la carencia de tantas cosas, sería importante para cada ser humano redireccionar y reavivar su fe, valorar la Eucaristía, la administración de los sacramentos y la misma Celebración Eucarística; debiera realizar un autoanálisis preguntándose ¿dónde pone sus prioridades?, reconocer el valor del ministerio sacerdotal y comprometerse  con la voluntad de Dios.

En adelante nuestra vida no será la misma, hay un parte aguas entre el antes y el después de la pandemia, será un regreso paulatino a las diferentes actividades, incluyendo las eclesiales, viviremos con una serie de protocolos que ayudarán a reactivar las actividades como: limitar los cupos en las celebraciones, la prudente sana distancia, uso indefinido de cubre bocas y gel antibacterial, se marcarán pautas de lo que se puede hacer y lo que se debe evitar para disminuir y/o evitar el contagio.

Este tiempo que vivimos nos marcará para siempre, son días de cambio, pero también de aprendizaje. Que esta cuarentena no se convierta en excusa para alejarnos de Dios, sino en oportunidad de redescubrir el amor que Él nos tiene, sea esta, una oportunidad de autoevaluarnos, de reinventarnos en todas las áreas de la vida.