«Señor, ten compasión de mi,
mira como me afligen los que me odian,
sácame de las puertas de la muerte,
y así, a las puertas de Jerusalén,
vea todo el mundo,
que tú eres digno de alabanza,
y que yo soy feliz, porque me has salvado».
«Señor, ten compasión de mi,
mira como me afligen los que me odian,
sácame de las puertas de la muerte,
y así, a las puertas de Jerusalén,
vea todo el mundo,
que tú eres digno de alabanza,
y que yo soy feliz, porque me has salvado».