«Señor, porque te quedas tan lejos,

porque te escondes en tiempos de angustia.

Con altanería el malvado persigue rabiosamente al humilde,

pero ha de quedar atrapado en las trampas,

que el mismo ha puesto.

El malvado se jacta de sus propios deseos,

el ambicioso maldice y desprecia al Señor».