Los católicos creemos en el Dios Vivo y de la Vida (Cfr. 1Tim 4, 10), creador de todo cuanto existe. En la fe Católica nos gloriamos de profesar al Dios Vivo y Verdadero, que desde el principio ha querido vida para todos, vida digna e integral para todas sus hijas e hijos.

El proyecto de Dios revelado por Nuestro Señor Jesucristo es permanecer atentos y adheridos a la vida del Padre, y a su amor. Nuestro Señor Jesús, el enviado del Padre afirmó: “Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia (Jn 10, 10), porque solo vida es lo que procede de Dios. 

Nuestra fe es muy clara: “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Solo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente”. (No. 2258 Catecismos de la Iglesia Católica).

Por esto la Iglesia, integrada por todos los bautizados, en su libre participación como ciudadanos conscientes y responsables, en medio del mundo, es quien llama la atención de los distintos niveles de Gobierno y de sus autoridades, en su máximo deber de respetar, promover y proteger la vida humana, por ello, sale a las calles a manifestarse pacíficamente para clamar: ¡Sí a la Vida!

Todo fiel católico sabe que el aborto es inmoral, y toda agresión, crimen o atentado, en sus múltiples y lamentables manifestaciones en contra de un ser humano, desde su concepción y hasta la muerte natural, tiene que ser denunciada. Quien ha sido bautizado y se sabe cristiano, tiene que ser consciente de su propia vida y de la vida de los demás, vida querida y creada por Dios; así como del respeto a toda forma de vida en la enorme Casa Común, en la que todo está dispuesto para sobrevivencia humana, y debemos de aprovecharlo con justicia, equidad y paz.

Durante su pontificado, el Papa Francisco, en unidad con sus antecesores, ha señalado que “el primer derecho de una persona es su vida” y que “la atención a la vida humana en su totalidad se ha convertido en los últimos tiempos en verdadera prioridad del magisterio de la Iglesia”.

El Papa Francisco afirmó que Dios “nos ha creado no como objetos, sino como personas amadas y capaces de amar, nos ha creado a su imagen y semejanza. Donando al hombre una dignidad única, invitándolo a vivir en comunión con Dios, en comunión con los hermanos y hermanas, en el respeto de la creación. La creación es una armonía a la cual estamos llamados a vivir: una armonía que es comunión”.

Una posición muy fuerte y determinante de la fe, como lo argumenta el Papa Francisco es que “la dignidad humana es inalienable, porque ha sido creada a imagen de Dios”, por esto, en materia de derechos humanos, dice, “no son solo individuales, sino también sociales, de los pueblos y de las naciones”, el ser humano en su dignidad personal es un ser social creado a imagen de Dios Uno y Trino”. Por lo que el fiel católico a la luz de la fe, es formado para concebir, apreciar y valorar la vida y todo lo que ella significa e implica, la exigencia cristiana de dar vida, y llevarla a todos los ambientes de muerte y destrucción.

Los católicos no creemos en la criminalización, mucho menos de las mujeres. Claro que los programas y  servicios que se brindan en apoyo a las mujeres y de sus hijos nacidos y por nacer, de acuerdo con circunstancias de dificultad, tienen que crecer, mejorar y notarse; sin embargo, desde la experiencia de fe, la vida humana es fundamento y prioridad.