El pasado 14 de noviembre, la Diócesis de Texcoco celebró su LXI Peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, solo con la presencia física en el santuario de cien asistentes de toda la Diócesis, pero miles de fieles unidos como Iglesia Diocesana a través de las plataformas digitales diocesanas, parroquiales y de la misma Basílica.
La celebración eucarística fue presidida por Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco, quien puso en manos de la Virgen María las intenciones y necesidades de todo el país: salud, empleo, y paz; pero particularmente las de quienes habitan la Diócesis de Texcoco: “Cómo hemos de pedirle a nuestra Señora que en la Diócesis de Texcoco las acciones significativas sean cada vez más un estilo de vida, ayudar con gusto, de una manera agradable a quienes lo necesitan, pues ellos se han puesto en el nombre de Cristo; y suplicar también que todo movimiento, que todo desplazamiento en nuestra diócesis sea camino en Cristo, y que todos pues, al sentir ese clima, nos involucremos en la ayuda de todos nuestros hermanos para que seamos colaboradores en la difusión del amor y de la verdad”, compartió.
Visiblemente conmovido, Don Juan Manuel se refirió al tema de la pandemia: “…Tal vez la pandemia que más nos está dañando es la de la pérdida de fe, y por lo tanto, el dolor de sentir, de constatar que nuestro amor, que nuestra capacidad de amar, nuestro amor, camina herido. Estamos heridos por el egoísmo, nos quiere herir mortalmente el individualismo, la irresponsabilidad, el descuido de todo lo sagrado… Nos ha herido la pandemia del relativismo, de la ambición, del consumismo, de la envidia, de la violencia. México se baña en sangre, con esa plaga de violencia y de crueldad tan implacables. Cúbrenos con tu manto Señora, con tu Sagrado Manto verde-azul, con tu rosada túnica que recogiste del color de las montañas, ciertamente de la montaña de Tepeyac. Vuelve a ofrecernos tu canto y tu armonía, tu ternura y tu caricia, tu propia mano”, expresó.
Y aunque de forma virtual, la Diócesis de Texcoco se unió desde sus hogares, a esta oración, para pedir por el fin de esta pandemia y de tantas otras necesidades del diario devenir, con la esperanza puesta en Cristo y en la Virgen de Guadalupe, de que esto pronto se convierta en un recuerdo, del cual se obtendrán nuevas experiencias.