México, D.F. a 14 de octubre de 2014

A las autoridades civiles
A los agentes de pastoral eclesial
A las organizaciones de sociedad civil
A los empresarios
A los responsables de los medios de comunicación,
A los institutos de vida consagrada,
A las familias de los desaparecidos y víctimas de la violencia
A todos los hombres y mujeres de buena voluntad

“Justicia es el nuevo nombre de la paz” Papa Pablo VI

Como Comisión Episcopal para la Pastoral Social y particularmente desde la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política, queremos expresar nuestra indignación y dolor por los terribles sucesos acontecidos en Iguala, Guerrero. Nos referimos a la desaparición de los jóvenes estudiantes de la Normal de Ayotzinapa acaecida, a principios de este mes de octubre.

A las familias de los jóvenes, víctimas de estos actos violentos, queremos decirles que estamos con ustedes, acompañándoles en primer lugar, con la fuerza solidaria de nuestra oración para que se esclarezcan los hechos y estos, no queden en la impunidad.

Queremos como obispos de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social expresar nuestra solidaridad, cercanía y apoyo a nuestros hermanos obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco, cuya área geográfica se ha manifestado vulnerable a problemas ambientales producto del cambio climático, y a conflictos sociales, violencia, inseguridad y pobreza, ocasionados por la falta de justicia social y de oportunidad para el desarrollo humano y comunitario, integral y solidario y que valientemente han alzado su voz para hacer un llamado a las autoridades para clamar justicia al mismo tiempo que han manifestado cercanía y acompañamiento a las víctimas.

Creemos que estos acontecimientos tan dolorosos, deben convertirse en una oportunidad para generar solidaridad con los que sufren y tomar conciencia para evitar que tragedias como éstas se repitan en nuestro país. Los acontecimientos de Iguala que han derivado en una crisis de alcance político en todo el estado de Guerrero, han visibilizado problemas añejos y permanentes que agobian esta región, tienen repercusión social en todo el país y han dejado inquieta a la comunidad internacional, requieren ser atendidos de manera simultánea por diversos actores políticos y sociales, donde también la Iglesia y de manera particular la Pastoral Social está llamada a aportar y contribuir desde su quehacer.

Queremos insistir en el llamado a las autoridades para que se realice la investigación completa de los hechos, se informe puntualmente a las víctimas y a la opinión pública de los avances de dicha investigación y se haga justicia con misericordia a quienes resulten culpables de los hechos. Asimismo, hacemos un llamado a todos a buscar caminos de colaboración y de corresponsabilidad, tanto desde la sociedad civil como desde las autoridades, para buscar la paz en Guerrero, y en todo el país.

Para hacer realidad la paz en México, se requiere de la justicia y de la solidaridad, que implica la reconstrucción del tejido social basado en la verdad, el perdón y la reconciliación que está en el corazón de las personas como don divino y que nos capacite para un nuevo orden establecido cimentado en relaciones sociales pacíficas garantía de una paz duradera.

Las víctimas de la violencia nos necesitan; todos, sociedad y autoridades debemos buscar iniciativas para acompañarles y restaurar su dolor y sufrimiento.

Por la Comisión Episcopal para la Pastoral Social
Mons. Ramón Castro Castro
Obispo de Cuernavaca
Responsable de la Dimensión de Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política