21 de octubre de 2022, en Catedral de Texcoco.

¡Gracias! Vean como en verdad el Espíritu Santo habla, está, ilumina con su pueblo. Ustedes son Pequeñas Comunidades en torno a la Palabra, ustedes han nacido del gozo, del valor, de la sabiduría infinita, de la Palabra que nunca miente, y que siempre da, siempre nos apoya. Y miren que humana esta Palabra, que sencilla, díganme si no entendimos; ustedes ven, cuando ustedes ven como Nuestro Señor valora, como quiere que aprendamos a ver; ustedes ven una nube, lo entendemos perfectamente, y una nube que se mueve y se levanta, esa nube viene del poniente −y dicen− ¡vean, ven! −dicen− va a llover, y llueve.

También ustedes sienten el viento, el calor que viene del sur, −y dicen− ¡que calor! y eso es cierto, ustedes pues, fíjense, fíjate, y yo debo fijarme, cuando digo fíjense me incluyo, son formas retóricas de hablar, dice: “Saben interpretar los signos de los tiempos”; ustedes no son tontos, nos dice el Señor, no nos trató como tontitos, no nos trata como personas inconscientes, incultas; ahí Dios les ha dado, ahí en sus corazones, en su mente, un sentido profundo de la vida; ustedes se han ido haciendo sensatos, sabios.

A ver, vamos llegando a algo bien sencillo, ustedes saben adaptarse, han aprendido a caminar de acuerdo al ambiente, ¿está claro esto? Ustedes saben vivir de acuerdo al tiempo, ustedes se adaptan, fíjense esto es muy importante porque aquí está en el texto; ustedes se adaptan al clima, se ajustan al clima, ¿porque veo yo aquí hoy, chamarritas, chalequitos, ya un poquito abriguitos, bufanditas, peluchitos? ¡empieza el frío! Hoy yo me ajusto al clima, hemos vivir sensatamente de acuerdo al clima; respeta el clima y el clima te respetara, nada de que ahorita sales con una camisetita, o así en traje de baño y no pasa nada, y son las cinco de la mañana y tú ya estás casi encueradito, encueradita ¡No! ¡aguas! la cobija, las sabanitas, la franela, los calcetines, el gorrito, porque hace frío.

Dice, así arrancó Nuestro Señor esta enseñanza tan bella; ustedes conocen y respetan, y se adaptan a la temperatura, fíjense que cosa tan sencilla, como enseñaba Nuestro Señor. Qué bonito es ser sensatos, normales con el clima; ya vendrá el calor y bueno, pa’ bajo el abrigo, fuera la chamarra, abran más las ventanas, que circule el aire; ustedes respetan y conocen el tiempo, el clima, la temperatura, el ambiente, ¿Sí? Bueno, y lo interpretan, y lo valoran, y lo toman en cuenta, ¿porque pues, no toman en cuenta, ese clima que Dios ahora les ha regalado, les está regalando? que es El Mesías, el Hijo de Dios.

Al final ¡díganme! las nubes ¿no son un regalo de Dios?, el clima ¿no es un regalo de Dios?, la lluvia ¿no es un regalo de Dios? y la lista es infinita; entonces ahora a lo que vamos ¿porque pues ahora no se fijan, porque no valoran, porque no se ponen en sintonía, con ese nuevo regalo de Dios? que es El Cristo, que es El Salvador, que es el gran Maestro de toda la humanidad, para todos los tiempos; Dios les ha regalado un Salvador ¿porque no sé interesan por adecuarse a Él?, por unirse, por respetarlo por caminar de acuerdo a Él.

A partir de ahora ustedes caminen de acuerdo al Mesías, ahora ustedes adáptense a: el ejemplo, enseñanzas, requerimientos, dones, regalos, del Mesías; Él es el que te dará mejor o, es el que te dará el mejor sentido de la vida, Él es el que te adecuará, te capacitará, te conservará, para que no te resfríes, para que no te quemes con el solazo y te salga cáncer de piel, o no sé, para que no tropieces, para que no te resbales, para que no hagas el ridículo; a ver, imagínense que ahorita uno de ustedes llega y danza aquí, y nos brinca así en traje de baño, ¡está mal! ¿qué le pasa? se le chisporroteo, haces el ridículo; si no estás de acuerdo a lo que más o menos todos vemos sentimos, necesitamos.

Aprendan a leer los signos ‒con mayúscula‒ ¿cuáles son?: los divinos, los sobrenaturales, los eternos, que todos están concentrados en El Mesías; a partir de la llegada de Cristo, el Hijo de Dios, el camino mejor es Cristo, la mejor forma de caminar por la vida, la mejor forma de referencia en la vida, es Cristo; así como me regulan a mí  la lluvia, por ejemplo ¡me regula! nada de que está lloviendo y yo como si nada, ¡No! abrígate, o no salgas, o póngase el paraguas, busque un techito, no te expongas; ¡no pasa nada! no, si pasa, si pasa, si te va mal, si te enfermas, si te da una pulmonía; yo nunca olvidaré a un señor que le decía yo  ‒póngase un suetercito, una chamarrita, ¡no, no, no!‒  neumonía, y fui a verlo, ‒oiga ¡no, no!‒ salió, al mes murió; muy gallo, muy gallo, muy… ¡no! respete el clima, vive de acuerdo a… Fracaso, si no tomamos en cuenta al Mesías, al Hijo de Dios, te vas a equivocar, te va a ir mal, fracasas, si no valoras, si no te fijas, como quiere que vivas El Mesías, el Hijo Bendito de Dios.

A ver, ¿esta primera parte está clara?, ¡me encanta gracias! Tal vez yo diría: no quiero que estén de acuerdo conmigo, no, no, yo quiero que estén de acuerdo con el Pastor, sobre, todo con el Evangelio; es muy importante, es muy serio que ahora nosotros caminemos, pensemos, y nos dejemos referir, por El Mesías, por Cristo ¿Qué dice Nuestro Señor, cómo piensa Nuestro Señor?: ¡tengo un pleito! ¿qué? le hecho leña, le seguimos, lo hundimos, lo acabamos… ¡ponte de acuerdo! Entonces, primer momento: “No vivan sin Cristo”, no vivan sin respetar al Hijo de Dios, no vivan, no sé atrevan a salir, a caminar, a dar un paso sin Cristo; de acuerdo con Cristo. Segundo, “No te atrevas a caminar sin tu hermano”, ‒incluso fíjense‒ no solo mi hermano, mi prójimo, mi amigo ‒el texto puso adversario‒ estamos hablando de una persona que para nosotros es de lo peor, qué mala pata que esa persona está en tu camino, en tu espacio, en tu vida, no le tenga miedo, éntrele, búsquele, traté de ponerse de acuerdo.

Enseguida o junto con Cristo, la temperatura, el clima, el ambiente, también nos lo dan los demás, ¡No, a mí me vale! ¡que digan…! pues no tanto así, al contrario, tome en cuenta lo que dicen; ¿se acuerdan que una vez  Cristo?, a ver, “¿Qué dice la gente que soy yo?”, ¿se acuerdan? ¿le interesaba o no le interesa la gente?, ¡Claro!, ¡Oye ¿y qué piensa la gente, las gentes que piensan de mí?, ¿Qué dicen de mí?, se fijan; de mi dicen que soy un borracho, y un glotón y un bebedor, y amigo de pecadores y de publicanos, y que ando con… El Señor estaba atento, ¿y que hacía?, se portaba mejor, buscaba mejor metodología para ayudar, iluminar, acariciar, salvar, al pecador, al fariseo, a la prostituta, a la gente de mal vivir, ¿verdad que sí?

Vean que luz tan grande es Jesucristo, vean como si vale la pena conocer a Jesucristo, para que la vida, para que el estilo, para que el pensamiento, para que la manera de ser, sea buena, agradable al Padre celestial; y a esto ¿cómo se le llama? ¡Salvación, alegría, sabiduría, éxito, felicidad, que nadie te podrá quitar!; para eso son nuestras Pequeñas Comunidades, para ahí en cortito, constantemente, habitualmente, estemos recogiendo el clima, la temperatura, los consejos, los requerimientos, de quién hoy y siempre, será el ambiente perfecto de la vida que Dios quiere para nosotros.

Bueno vamos a hacer oración con todo esto, todos hagamos una oración humilde, chiquita si quieren, muy chiquita; hablemos con Dios, con nuestro Padre, que tuvo tanto cariño para nosotros que nos regaló a su Hijo: fuente de verdad, de vida, de amor, y de salvación feliz. Démosle un minutito, habla con el Padre Dios, ¡tú! tienes acceso directo, sobre todo desde tu bautismo, tú eres hijo verdadero de Dios, muy amado; todos los hombres somos hijos de Dios, pero el que se bautizó es hijo muy amado de Dios, línea directa, llaves, ¡ten, abre! las llaves del reino, habla con el Padre Dios, habla con Cristo. Yo le quiero decir: Hijo de Dios, mi hermoso Señor y Salvador, que nunca me falte tu clima, que nunca me falte tu ambientación sobrenatural, sabia, adecuada, agradable, perfecta.

Entonces vamos a dar un minutito de oración de todos, en silencio, de recogimiento, adoramos, hablamos, glorificamos, pedimos, lo que el Espíritu nos esté en este momento indicando, a cada uno de nosotros. Enseguida si hay una o dos personas que quieran hacer su oración en voz alta, como hace ratito, podrán venir, toman el micrófono y nos edifican, nos ayudan a ver como hablan otros hijos de Dios con su Padre, con su Mesías, con su Cristo y precioso Salvador. Hacemos oración: Señor Jesús, yo te doy gracias y te suplico, que tú seas el clima, el ambiente de nuestras personas, de nuestras familias, de nuestra Diócesis, de nuestra Patria, que a toda hora caminemos en referencia, en dependencia gozosa y amorosa, caminemos en dependencia de Ti, que todo en la vida lo regulemos de acuerdo a Ti, como lo hacemos con el clima, con el ambiente. Sé tú quien sature, empape nuestro cuerpo, nuestros corazones, nuestras comunidades; todos decimos: Te lo pedimos Señor. Si hay alguien que quiera también hacer su petición o su alabanza, venga, seguimos recordando, hagámoslo con mucha sencillez y cortito.    

Llenos de gozo porque somos hijos de Dios, y hemos decidido caminar siempre con Cristo y con nuestras comunidades de familia, nuestras Pequeñas Comunidades de la Diócesis, y con todos nuestros hermanos los hombres, decimos cantando la oración de Jesús: Padre Nuestro…

Porque tuyo es el Reino, tuyo el, poder, y la Gloria por siempre, Señor.

A ver si gustan siéntense, yo les doy ya una palabra de parte del Obispo, que lleva una felicidad muy grande, con mis sacerdotes: padre Cris, tu equipo, me has platicado con mucha alegría de tu equipo de Vicaría, mira aquí veo al padre Bernardo, he visto al Padre Alfredo, y está el padre Timo, si hay otro sacerdote pues lo saludo, el padre Israel; muchas gracias a mis sacerdotes por este empeño tan bonito, de potenciar a las Pequeñas Comunidades, y hacer que el resguardo de la persona, el clima correcto para vivir, se vaya dando así, en las Pequeñas Comunidades, que al final son núcleos familiares.

Ahí va a haber confianza, intimidad, sabiduría, don de Dios esperanza, salvación, mucha comprensión, mucha pureza, ustedes se van a poder ir purificando, y van a ir creciendo; por eso tenemos una ilusión muy grande en la Misión, ustedes de esta vida tan bella, que el Señor les regala a través de sus comunidades, contagien, anuncian, traigan a muchas personas. Recuerden que hoy el ambiente del mundo es frío, áspero, cruel; el clima que en Cristo nosotros vamos a hacer, va a ser un clima agradable, no digo calientito porque bueno, también es bonito que se valore la frescura, que se valore el frillito, que también purifica y mata bichos, y mata verdad, turicatas y cosas feas, plagas.

Entonces, pero si vamos a hacer que nuestras Pequeñas Comunidades, sean un estilo de vida en donde haya comprensión, donde haya tiempo para los demás, donde la vida, las alegrías y los sufrimientos de los demás, cuenten, valgan para nosotros. Por eso quiero agradecerles −y ya dije− a mis sacerdotes y a ustedes, los que forman parte de nuestras Pequeñas Comunidades, que sigan teniendo confianza; gracias por ese voto precioso de confianza, que le dieron a la Iglesia Diocesana, al ofrecer la experiencia de las Pequeñas Comunidades.

Quiero suplicarle a Nuestro Señor, que las llene de luz, que Nuestro Señor los llene de paz, que los llene de sabiduría; y no dejen que las Pequeñas Comunidades se nos enfermen o se debiliten, si no, teniendo a Cristo, caminando siempre sobre la roca que es Cristo, no nos irá mal, salvación, éxito profundo. Gracias pues, por apoyar nuestro Plan Diocesano de Pastoral −que tenía ganas de llegar a esto− de la misión, los Sectores, las Pequeñas Comunidades, las Casitas de Oración, y vamos, por más; las Acciones Significativas, que, así como Dios que todo lo hace significativo, inolvidable, así como Cristo, que todo lo que hizo lo hizo bien, inolvidable, marcante, así marcador, marcaba la vida, transformaba, así van a ser o serán, o ya son, las obras de ustedes, como las de Cristo, tan bien hechas, que nunca se olvidan.

Gracias pues mis queridas hermanas, mis queridos hermanos, si me permiten, les ofrezco sin merecerlo, la Bendición Apostólica, para que sigan caminando con entusiasmo, y con una confianza muy grande en este gran Dios, y bendito precioso Salvador, que todo lo llena, todo lo satisface, todo lo ilumina y todo lo salva; en su sagrado nombre, y bendiciéndolo por los siglos, les digo: Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes, sus corazones, sus familias, sus Pequeñas Comunidades, sus Parroquias, y permanezca siempre. Recuerden, la alegría del Señor es nuestra fortaleza, seguimos en paz.