Hoy más nunca nos debe quedar muy claro que todos los cristianos estamos llamados a la santidad; el papa Francisco ha sido enfático y reiterativo en esto: «Es precisamente viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio cristiano en las ocupaciones de cada día que estamos llamados a ser santos. Y cada uno en las condiciones y en el estado de vida en el que se encuentra. ¿Eres consagrado, consagrada? Sé santo viviendo con alegría tu donación y tu ministerio. ¿Estás casado? Sé santo amando y cuidando a tu marido o a tu mujer, como Cristo ha hecho con su Iglesia. ¿Eres un bautizado no casado? Sé santo cumpliendo con honestidad y competencia tu trabajo ofreciendo tiempo al servicio de los hermanos. ‘Pero padre, yo trabajo en una fábrica, yo trabajo como contable, siempre con los números, allí no se puede ser santo’. ¡Sí, se puede! Allí donde trabajas, puedes ser santo. […] En tu casa, en la calle, en el trabajo, en la iglesia, en ese momento, en el estado de vida que tienes se ha abierto el camino a la santidad. No os desaniméis de ir sobre este camino, es precisamente Dios quien te da la gracia. Y lo único que pide el Señor es que estemos en comunión con Él y al servicio de los hermanos» (Papa Francisco, Audiencia General. 19 de noviembre de 2014).
En especial llama a los jóvenes a ser santos y reconoce que trabajar desde joven en la santidad, es un gran reto en un mundo lleno de distracciones y cosas superfluas, lleno de ideologías que promueven la violencia, la facilidad, el inmediatismo, el no compromiso y hasta la muerte.
Sí que parece imposible, pero el Señor nos da la gracia y la fuerza para resistir a todas estas tentaciones y crecer en la santidad, y desde ahora iniciar la construcción de un futuro santo buscando hacer un noviazgo santo, un matrimonio santo y una familia santa, sí, una familia santa en donde Dios sea el centro de nuestras vidas; una familia santa en donde se reconozca la dignidad de hijos de Dios de todos sus integrantes; una familia santa en donde se respete y promueva la vida; una familia santa que sea solidaria con el prójimo y que, a ejemplo de la familia de nazaret, esté atenta y dispuesta a vivir fielmente la voluntad de Dios.