De acuerdo al Plan Diocesano de Pastoral (Plan Orgánico), trascendimos de ocuparnos prioritaria y únicamente de las siete pastorales, a atender las necesidades pastorales de la Iglesia diocesana y parroquial de manera global, integral, sistemática, procesual y gradual, por niveles de acción pastoral.

Cuando se habla de “niveles de planificación” se entienden aquellos campos o áreas de acción pastoral que se han de planificar. En este sentido se puede hablar también de áreas o campos pastorales.

Por ello, en nuestro caso, se distinguen las acciones que se dirigen al conjunto de los destinatarios en cuanto conjunto y que se llama «pastoral comunitaria»; las que se dirigen a grupos específicos o «pastoral sectorial»; las que tienen como objeto los servicios que la Iglesia debe ofrecer o «servicios pastorales»; aquellas que se dirigen a los mismos agentes de pastoral o «pastoral ministerial»; y las que se refieren al funcionamiento de las “estructuras”.

Estos niveles se llaman “funda­mentales” porque constituyen las categorías más generales que dan razón y fundamentan las múltiples divisiones internas o niveles específicos. Son también fundamentales porque son las categorías que permiten la organicidad de la sección pastoral de la diócesis. Esta división facilita la formulación de objetivos intermedios en cada etapa suficientemente precisos para dar una idea general del proceso de transformación de cada etapa. De todos modos, esta división en cinco niveles fundamentales es sólo un artificio que permite una articulación más comprensible y más fácil del plan global.

En el Plan Diocesano de Pastoral, los dones, carismas y ministerios, son fundamentales para la misión evangelizadora de la Iglesia, organizados para su mayor potencial y aprovechamiento en los niveles de acción pastoral: Pastoral Comunitaria, Pastoral Sectorial, Servicios Pastorales, Pastoral Ministerial y Estructuras Pastorales.