LECTIO DIVINA

29 de octubre de 2023

“En la Diócesis de Texcoco, nos reconocemos, valoramos y aceptamos como personas para ser casa y escuela de comunión”

Amar, la mejor forma de vivir

Mt. 22, 34-40

  1. Invocación al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, porque sin ti, a Dios lo tenemos lejos. Ven Espíritu Santo, porque sin ti el actuar de los cristianos refleja una vida de esclavos. Ven Espíritu Santo, porque contigo el Evangelio es vida, la Iglesia pasa a ser comunión en la Trinidad. Contigo la autoridad es un servicio liberador y la misión un renovado Pentecostés.

Amén.

  • TEXTO

Del Santo Evangelio según San Mateo 22, 34-40

Habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”

Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

  • UN MOMENTO DE SILENCIO ORANTE

Para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

Indicaciones de lectura

Esta escena evangélica se desarrolla en un contexto de polémica entre Jesús y los fariseos. Este texto está enmarcado por tres consultas hechas a Jesús por representantes de diversos grupos religiosos y políticos de las cuales este texto responde a la tercera. ¿Cuál es el primer mandamiento? Es la pregunta hecha por los fariseos, los cuales buscan en la ley y sus preceptos el camino de la salvación. No es esta una pregunta tonta ante la confusión creada por los más de seiscientos preceptos en los que los expertos habían deducido de la ley. Jesús ante todo esto aclara que lo más importante es el amor a Dios y al prójimo y que en estos dos preceptos tienen su origen y se resumen todas las enseñanzas de la ley y los profetas.

  • MEDITACIÓN

La religión consiste en amar a Dios. El versículo que cita Jesús (Deuteronomio capítulo 6, versículo 5) es parte del Shema: el “credo” básico y esencial del judaísmo. Esta frase, con la cual también hoy se inicia cada servicio litúrgico hebraico, es el primer texto que todo joven hebreo aprende de memoria. Significa que debemos dar a Dios un amor total, un amor que controla nuestras emociones, que dirige nuestros pensamientos y que mueve cada una de las acciones.

La verdadera religión comienza con el amor y la entrega total de la vida a Dios. Este amor a Dios debe salir de nuestro corazón y convertirse en amor a los hombres. Observemos el orden de los mandamientos: primero debe venir el amor a Dios y después el amor al prójimo. Solo podemos querer verdaderamente a los hombres si amamos a Dios. Esto sucede porque hemos sido creados a su imagen y semejanza.

También en la sociedad actual el amor a Dios es un factor insustituible. Si eliminamos el amor a Él, con más facilidad se abre el camino a la impaciencia, a la rabia y al odio entre los hombres. Así, la paz y la convivencia fraternal desaparecen.

  • CONTEMPLACIÓN

El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña en el numeral 735: El amor es el principio de la vida nueva en Cristo, hecha posible porque hemos recibido una fuerza, la del Espíritu Santo.

Numeral 826: La caridad es el alma de la santidad a la que todos estamos llamados.

El Documento de Aparecida nos enseña en el numeral 138: Para configurarse verdaderamente con el Maestro es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor. Este amor debe ser el distintivo de cada cristiano, no puede dejar de ser la característica de su Iglesia cuyo testimonio de caridad será el primero y el principal anuncio.

  • ORACIÓN FINAL

Te bendecimos Señor porque gracias a la fe y a la acción del Espíritu Santo, hemos descubierto en nuestra vida el amor verdadero, el cual nos permite acercarnos a ti como hijos y abrir nuestros corazones para amar también a nuestros hermanos que su imagen tuya. Hoy pedimos que nos ayudes a reconocerte siempre como nuestro único Dios a quien debemos servir y amar en todo momento. Queremos cumplir tus mandamientos, queremos compartir la alegría de haber experimentado tu amor, no permitas que se apoderen de nosotros aquellas dudas que nos hacen calcular y cuantificar tu amor, haz más bien Señor que cada día despertemos a la vida con el corazón dispuesto a acoger tu voluntad, con el alma tranquila para saborear tus bondades y con la mente abierta a descubrir tu verdad. Enséñanos Señor a amar para vivir mejor.

Amén.

  • PROPÓSITO

El amor de Dios ha sido derramado entre nosotros y nos invita a reconocerle. Hoy delante de Dios tratarás de hacer un recuento de lo que hiciste durante el día, ubicando en cuantos momentos de tu vida en este día amaste a Dios y al prójimo.