LECTIO DIVINA
22 de octubre de 2023
“En la Diócesis de Texcoco, nos reconocemos, valoramos y aceptamos como personas para ser casa y escuela de comunión”
Cuando la hipocresía prepara una trampa a las personas honestas.
Mt. 22, 15-21
- Invocación al Espíritu Santo
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén.
- TEXTO
Del Santo Evangelio según San Mateo 22, 15-21
Se reunieron los fariseos para ver la manera de hacer caer a Jesús, con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran acusarlo.
Le enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de Herodes, para que le dijeran: “Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?”
Conociendo Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: “Hipócritas, ¿por qué tratan de sorprenderme? Enséñenme la moneda del tributo”. Ellos le presentaron una moneda. Jesús les preguntó: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?” Le respondieron: “Del César”. Y Jesús concluyó: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
- UN MOMENTO DE SILENCIO ORANTE
Para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
- MEDITACIÓN
Cristo tuvo una inteligencia deslumbrante. Los fariseos que no eran tontos, y querían desprestigiar a Cristo ante el pueblo, pensaron cogerle en una trampa y meterle en un callejón sin salida. En una ocasión los fariseos prepararon muy bien la trampa. Vamos a ver cómo sale de ella Cristo. Le dicen:
Oye, Maestro, ¿qué opinas tú de pagar tributo al César?
Los fariseos frotándose las manos y diciéndose: Si dice que sí, malo; si dice que no, peor. Diga “sí” o diga “no”, se desprestigia.
Porque si dice que hay que pagar tributos, como el pueblo estaba en contra del Emperador de Roma, que tenía aplastado al pueblo judío con sus impuestos y su ejército de ocupación, se indispone con el pueblo que no quería pagar tributos al Emperador de Roma. Si dice que no hay que pagar tributos, se indispone con la autoridad que sacaba los tributos del pueblo. Si dice “sí”, malo; si dice “no”, también malo. Pues Cristo, como no puede decir ni “sí” ni “no”; no dice ni “sí” ni “no”. Para no caer en la trampa. ¿Y qué dice Cristo?:
¿Me queréis enseñar un denario?
Toma Maestro.
El denario era la moneda con la que se pagaban los tributos. Esta imagen que hay en el denario, ¿de quién es?
Esta imagen es del César.
El denario tenía la imagen del emperador Tiberio.
Y dice Cristo: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Lo que Dios quiere es vuestro corazón, vuestro amor, vuestra fidelidad. Esto es más importante que el dinero.
Los dejó callados. Se sale fenomenalmente del callejón sin salida. Una inteligencia agudísima. Ellos le prepararon la trampa muy bien pensada, pero no cuentan con la inteligencia de Cristo que saldría espectacularmente de la trampa.
“Cristo el más grande de la Historia”, es porque en toda la historia de la Humanidad jamás ha habido nadie como Cristo. De niño asusta a un rey: Herodes. De joven deja admirados a los Doctores en el Templo. De mayor curó a ciegos y leprosos, y resucitó muertos. Pudo ser rico y se hizo pobre: nació en una cuadra, murió en una cruz y fue enterrado en una tumba prestada. No escribió ningún libro, pero no hay en el mundo ninguna biblioteca donde quepan todos los libros que se han escrito sobre Él. No fue político, pero jamás en la Historia ha habido un hombre que haya tenido tantos seguidores. Jamás en la Historia ha habido un hombre que haya sido amado tanto como Jesús. Cristo es el hombre más amado de la Historia.
Ha habido hombres grandes en la Historia, pero estos hombres son hoy admirados, no amados. Cristo ha sido amado más allá de su tumba. Esto es inconcebible en la Historia. Todos sabemos quién fue Miguel Ángel o Cervantes. Pero, ¿hay hoy alguien que ame a Miguel Ángel? ¿Hay hoy alguien que ame a Cervantes? De los grandes hombres de la Historia queda su admiración, pero no queda amor a ellos. El amor a una persona solo permanece pocos años en el corazón de sus parientes.
Cristo hace dos mil años que murió, y hoy se le ama con entusiasmo. Se le ama hasta la muerte. Hay mártires que dan la vida por Cristo; hoy, ayer y mañana también. Miles y miles de muchachos y muchachas que consagran a Él su vida. Es un martirio lento, gota a gota. Unos dan la vida de golpe, como el mártir. Otros la dan gota a gota, a lo largo de toda su vida; viven solo para Cristo y solo piensan en Cristo.
Monjas que renuncian a todo, por amor a Cristo. Hace falta amor para que una chica, llena de posibilidades, de atractivos, y de ilusiones del mundo, se meta entre cuatro paredes por amor a Cristo. Miles y miles. Y hombres que podrían tener un porvenir más o menos brillante, y lo dejan todo por amor a Cristo. Para seguir a Cristo. Para vivir para Cristo. No hay en la Historia nadie a quien se haya amado tanto como a Cristo.
Cristo es la persona más digna de ser amada de toda la Humanidad. ¿Por qué? Porque Cristo no solo era un hombre maravilloso, además era Dios. Pues este Cristo-Dios es en quien creemos y en quien esperamos. Démosle gracias porque nos ha dado fe en Él. Vivamos nuestra fe lo mejor que sepamos, y confiemos que en la hora de la muerte Él recibirá con los brazos abiertos, en la otra vida, a los que en ésta hemos creído en Él, le hemos servido con buena voluntad y le hemos amado con fervor.
- CONTEMPLACIÓN
Jesús permanece libre y firme frente al complot de los fariseos contra Él, los que tratan de atraparlo, sacarlo y encontrar la manera de silenciarlo con una pregunta mordaz. ¿Es correcto pagar impuestos a las potencias extranjeras? Si Él decía sí, estaba en contra de su propio pueblo. Si Él decía no, sería reportado a los romanos y éstos lo arrestarían. Podemos ver en el texto la sabiduría de su respuesta.
Ser un buen ciudadano y servir a Dios no es una contradicción, porque Dios trabaja a través de los sistemas humanos y las instituciones, para construir la comunidad final de amor. Dios me necesita para ayudarlo a construir buenas relaciones, donde quiera que sea que yo me encuentre.
- ORACIÓN FINAL
Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no solo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
- PROPÓSITO
Pensar hoy que lo que Dios quiere es mi corazón, mi amor, mi fidelidad. Esto es más importante que los bienes materiales que pueda querer o necesitar.