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LECTIO DIVINA
COMISIÓN DIOCESANA DE ANIMACIÓN BÍBLICA
11 de octubre de 2015
DOMINGO MUNDIAL DE LAS MISIONES
¨En la Diócesis de Texcoco, nos reconocemos, valoramos y aceptamos como personas para ser casa y escuela de comunión¨
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Señor Jesús, Tú que eres el camino que nos conduce al Padre, y nos invitas, nos llamas a ser partícipes para la Gran Misión, te pedimos que nos envíes tu Espíritu para que nos conduzca y nos ayude a llevar tu Palabra a todas las naciones y así seamos una Iglesia comprometida con el servicio y el amor a los demás. Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
1.LECTURA DEL TEXTO BÍBLICO (Mt 28, 16-20)
¿Qué dice el texto?
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.
Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». Palabra del Señor.
Pistas de reflexión
Contexto bíblico
Los Evangelios enfatizan aspectos diferentes de esta misión: San Lucas limita a Jerusalén las apariciones de resurrección y enfatiza el arrepentimiento y el perdón de los pecados (Lc 24:46-48). En Hech 1:8, Lucas describe la promesa del poder de Jesús y su mandamiento de ir “Hasta los fines de la tierra. En el Evangelio de Juan, Jesús les da a los discípulos el poder de perdonar o retener pecados (Jn 20:23).
Desde el principio, san Mateo ha enfatizado la enseñanza de Jesús. El Sermón en el Monte, pronto en el ministerio de Jesús (capítulos 5-7) constituye la colección más grande de enseñanzas de Jesús en el Nuevo Testamento. Se sitúa en Galilea. Este dato nos remite al comienzo de la actividad de Jesús (Mt 4, 12). Mateo hace, pues, coincidir el lugar de comienzo de la actividad de la Iglesia con el de comienzo de la actividad de Jesús. Este procedimiento está al servicio de una intencionalidad precisa: unidad indisociable entre Jesús y su Iglesia. Pero hay todavía más: para Mateo, Galilea es algo más que un dato geográfico. Galilea funciona en calidad de símbolo de país desilusionado y sin horizontes. La Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, que toma el relevo del viejo pueblo judío surgido del monte Sinaí (La mención del monte en el v. 16). Los once funcionan en Mateo en calidad de germen eclesial.
Ahora, san Mateo relata el último acto de ministerio de Jesús en términos rabínicos: los discípulos han de bautizar, hacer discípulos, y enseñar. Veremos en el libro de Hechos que la Iglesia toma un papel evangélico, más orientado hacia el ministerio. Este papel es muy diferente al que hemos visto de los discípulos hasta ahora. ¿Por qué este cambio tan dramático y repentino? Pues, seguramente por la resurrección de Jesús, sumado al encargo que les dio a sus seguidores de hacer discípulos de todas las naciones. Este texto ha tenido una influencia significante en la Iglesia. Marca la aprobación de Jesús del bautizo como elemento clave de ser discípulo. De esta manera, el bautizo se convierte en la norma para cristianos. El bautizo nos da la fórmula trinitaria (“en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”) que la Iglesia ha seguido a través de los siglos.
Texto bíblico
A) Los once discípulos se fueron a Galilea
“Once” nos recuerda de la traición de Judas. El número original de discípulos se relaciona con las doce tribus de Israel. Donde antes había doce apóstoles, ahora hay once. San Lucas relata la restauración del número original con la elevación de Matías al apostolado (Hech 1:12-26), pero Mateo habla de la Gran Misión cayendo sobre los once. “El número ‘once’ flaquea… La Iglesia que Jesús manda al mundo es falible, ‘once-algo,’ imperfecta. Aún, Jesús usa exactamente tal Iglesia para hacer su obra perfecta. Jesús toma este número imperfecto y le da la vocación perfecta.
Los discípulos fueron a Galilea (הגליל ha-Galil, «la provincia»; en Gr. Γαλιλαία Galilaia) Jesús había nacido a la sombra de Jerusalén, pero José y María se lo llevaron a Galilea después de su regreso de Egipto por miedo a Arquelao, el hijo de Herodes que regía en Judea tras la muerte de su padre (2:22-23). Jesús, por lo tanto, se crio en una zona remota, lejos del Templo. Galilea era conocida como Galilea de los Gentiles (4:15) porque servía de hogar para muchos gentiles. Entonces Galilea, para Mateo, marca una separación de la ‘pureza’ de la ciudad sagrada y, con esta separación, representa el mundo gentil que ocupa el más allá. La mayoría del ministerio de Jesús tomó lugar en Galilea, y regresa allí para darles la misión a sus discípulos.
Los discípulos “van al monte donde Jesús les había ordenado. Jesús le dijo a María Magdalena y a la otra María, “Ve y diles mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán” (28:10). Mientras que a mujeres no se les permite hacer de testigos en la corte, Jesús les escogió a ellas para dar testimonio de su resurrección. Mientras que la costumbre normal es que los hombres mandan y las mujeres obedecen, Jesús les dice a estas mujeres que les manden a los hombres ir a Galilea. Los hombres podrían dudar del testimonio de las mujeres. Primero, (solo) son mujeres. Segundo, ¡qué difícil debe ser creer que un hombre muerto ha resucitado! Igual que las mujeres merecen ser alabadas por cumplir con sus órdenes, también los hombres se lo merecen. Es un hecho de fe empezar el viaje a Galilea.
B) Pero algunos titubeaban
Ésta es la primera vez en este Evangelio que encontramos juntos a los discípulos desde que Jesús fue arrestado y abandonado por los discípulos (26:56). Solo María Magdalena y la otra María han visto al Cristo resucitado. En cuanto al estado mental de los discípulos mientras caminan hacia la montaña solo podemos especular, pero sabemos lo que pasa cuando por fin ven a Jesús “Lo vieron, lo adoraron: más algunos titubeaban” (la palabra griega también significa ἐδίστασαν, vacilaron). No nos debe sorprender ninguna de las dos reacciones alabar o dudar (vacilar). Es de esperar que los discípulos alaben a Jesús. Saben que fue muerto y enterrado. Saben que el Viernes Santo fue el final. Ahora ven a Jesús vivo de nuevo, confirmando sin lugar a duda que él es el Mesías. Con sus propios ojos ven que su Maestro es el Señor de vida, y que puede ejercer su poder hasta sobre la muerte. Pero tampoco nos debe sorprender que algunos duden o vacilen. Ahora los propios discípulos de Jesús experimentan un rasgo de duda al ver a Jesús resucitado de la muerte.
C) Toda potestad se me ha dado en el cielo y en la tierra
“Y llegando Jesús.” Lo normal es que el que suplica se acerque a la autoridad en vez de al revés el discípulo viene al maestro el enfermo viene al curandero. Jesús le da la vuelta a los papeles aquí, quizá para calmar la duda o vacilación quizá para demostrar su propio acercamiento quizá para modelar el tipo de acercamiento que él espera de sus discípulos para cumplir la Gran Misión.
Jesús exclamó: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.” El modelo de esta declaración está en Daniel 7:14, “Y le fue dado señorío, y gloria, y reino; y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su reino que no se corromperá.
A menudo Mateo habla de autoridad (7:29; 8:9; 9:6; 10:1; 21:23; 24, 27). Dios le ha dado a Jesús la autoridad, y Jesús la ejerce ahora y en la sentencia final. Su autoridad incluye el cielo y la tierra. No hay tiempo ni lugar donde su autoridad no aplique. Claramente, esta autoridad establece el derecho de Jesús de esperar obediencia de sus discípulos y de su habilidad para darles el poder. Los discípulos se les ha otorgado sus credenciales para su misión pero, aún más, también son otorgados el poder que necesitan para cumplirla”.
D) Vayan y enseñen a todas las naciones
Jesús les manda a sus discípulos que “Enseñen a todas las naciones.” En gr. διδάσκοντες, didaskontes, “adoctrinen” es el único verbo imperativo. Yendo, bautizando, y enseñando, son participios, subordinados al imperativo “adoctrinar.” La misión es “adoctrinar.” Para cumplir esta misión, los discípulos deben ir, bautizar, y enseñar. De esta manera, cada uno de estos participios tiene un carácter imperativo pero el único verbo imperativo en esta misión es “hacer discípulos.” Del discípulo se espera no solo que aprenda lo que el rabí enseña, sino que también practique lo que el rabí predica. Es decir, la idea no es simplemente aprender del rabí, sino también vivir como él. Por lo tanto “Enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado” (v. 20) es un componente natural de la Gran Misión de Jesús.
En la muy temprana Iglesia, el bautizo se hacía en nombre de Jesús (Hech 2:38; 8:16; 10:48; 19:5; Rom. 6:3; Gal. 3:27). La fórmula trinitaria del bautizo (“en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”) fue adoptada más tarde, y es esa tradición más tardía la que se refleja en el relato de Mateo de la Gran Misión. Ser bautizado en el nombre indica una nueva relación, un renacer, una adopción. Ser bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo indica que la nueva relación incluye las tres partes de la Trinidad.
E) Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo
En este Evangelio, Jesús tuvo un ministerio de enseñanza significante (4:23; 5:2; 7:29; 9:35; 11:1; 13:34; 21:23; 26:65). Ahora, Jesús llama a sus discípulos para seguir con ese ministerio. Nuestra responsabilidad no termina con llevar a gente a tomar la decisión de seguir a Cristo. Debemos continuar con el proceso del discípulo, enseñando a nuevos discípulos lo que Jesús nos enseñó y demostrando nuestra obediencia a esas enseñanzas. Mientras vivimos en esta tierra, ninguno de nosotros obedecerá o comprenderá perfectamente, por eso, el requisito de aprender nunca tiene fin.
No debemos olvidar la importancia de la palabra obedecer. Nuestra enseñanza debe cumplir más que simplemente transmitir información. ¡La obra continúa siendo asombrosa! El mundo se ha hecho aún más complejo, peligroso, y hostil hacia Cristo. Hoy, muchos cristianos son víctimas de masacres en números que hacen al Coliseo de Roma parecer pequeño en comparación. Más cristianos han muerto por causa de persecución en el siglo 20 que en ningún otro, y el siglo 21 promete establecer un nuevo record. Y aún, el alabar a Cristo continúa creciendo en lugares donde se ha perseguido la mayor parte de un siglo. No debemos perder la fe, porque Dios nos da el poder necesario para cumplir nuestra obra.
Jesús nos dice con certeza: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” para que la fe no desfallezca. Este Evangelio empieza con las palabras del profeta, “He aquí la virgen concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que declarado, es: Con nosotros Dios” (1:23). Termina con la promesa que Jesús estará con nosotros siempre. Donde Yahvé estaba anteriormente con su pueblo, Jesús ahora está con el suyo, la Iglesia. Jesús, aunque físicamente no está presente entre ellos, no les ha abandonado.
Preguntas para la lectura:
- ¿A dónde se fueron los once discípulos?
- ¿Qué hicieron cuando vieron a Jesús?
- ¿Qué les dijo Jesús?
- ¿A dónde los mandó?
- ¿Qué les dijo que hicieran?
- ¿Y qué seguridad les dio?
2. MEDITACIÓN: (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)
¿Vivimos la misma fe y misión que animó el envío de los primeros misioneros del Resucitado? Hemos recibido desde el bautismo la misma encomienda.
¿Qué estamos haciendo para fructificar este llamado? La Iglesia nos recuerda en este Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) que el envío de Jesús se hace actual en cada uno de nosotros, bautizados y miembros de la comunidad de la Iglesia.
¿Cómo vivimos nuestra vocación de discípulos y misioneros? ¿Qué hacemos, en qué actividades de pastoral y evangelización colaboramos?
¿Llevamos a la familia, al ambiente social, a la comunidad cristiana nuestra inquietud misionera?
¿Participamos como discípulos en grupos de formación cristiana?
3. ORACIÓN: (Qué le respondo al Señor, que le respondemos al Señor)
Gracias Jesús porque desde el bautismo nos has llamado a continuar tu misión en la Iglesia, por querernos compartir tu misión a todos nuestros hermanos y por el regalo tan grande que nos das de ser tus discípulos y misioneros. Por eso te damos gracias. Gracias Señor, gracias Señor.
Perdónanos por las ocasiones que no hemos sido fieles al llamado que nos has hecho y por no dar testimonio de nuestro bautismo, por las veces que hemos descuidado nuestra encomienda de ser verdaderos discípulos y por las ocasiones que no hemos dado la mano a nuestros hermanos necesitados. Por eso te pedimos perdón. Te pedimos perdón. Perdón Señor, perdón Señor.
4. CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?
- A Jesús, el primer Misionero, que realiza plenamente la misión que el Padre le confía.
- A tantos misioneros que, dejándolo todo, están proclamando el Evangelio por todos los rincones del planeta.
- A los discípulos que titubeaban cuando vieron al Maestro.
- A mí mismo, que me siento muchas veces sin ganas de colaborar en la misión por el bien de mis hermanos.
5. ACCIÓN: ¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?
La intención general del apostolado de la oración del Papa para el mes de octubre es:
Universal: Tráfico de personas.
“Para que sea erradicada la trata de personas, forma moderna de esclavitud”.
Que yo reflexione acerca de la importancia del llamado que Jesús me hace para ser su discípulo y que haga un compromiso de difundir su Palabra primero en mi hogar y después donde me inviten.
Por la evangelización: La misión en Asia
“Para que con espíritu misionero, las comunidades cristianas del continente asiático anuncien el Evangelio a todos aquellos que aún lo esperan”.
Que reflexione en mis reuniones de comunidad qué importante es la Misión que el Señor nos ha regalado y decirles que el Domingo hagan un sacrificio para la ayuda de los misioneros.