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LECTIO DIVINA
IV DOMINGO DE PASCUA
12 de mayo de 2019
¨En la Diócesis de Texcoco, nos reconocemos, valoramos y aceptamos como personas para ser casa y escuela de comunión¨
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Oh Espíritu Santo, dador de vida, te pedimos que derrames en nuestros corazones la llama de tu amor, para poder entender tu Palabra que es vida y salvación para los hombres. Te pedimos que nos ilumines y nos des capacidad para entender tu Palabra y así nosotros la podamos transmitir en nuestras comunidades. Amén.
- LECTURA DEL TEXTO BÍBLICO (Jn 10, 27-30)
¿Qué dice el texto?
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mil Padre, y él es superior a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”. Palabra del Señor.
Contexto bíblico
En Juan 20, 22-30 es la continuación del discurso del Buen Pastor (vv. 1-18), que resulta en que algunos de “los judíos” lo acusen de tener un demonio (vv. 19-21). Los versículos 22-30 son seguidos por el rechazo a Jesús, incluyendo un intento de apedrearlo (vv. 31-39) y su partida de Jerusalén “a aquel lugar donde primero había estado bautizando Juan” (v. 40) y “Y muchos creyeron allí en él” (v. 42).
El rechazo es el tema principal de este capítulo, y se refleja en la hostilidad de “los judíos” que desafían a Jesús a que les hable “abiertamente” (v. 24). Los pasajes que inmediatamente preceden y siguen a este texto (vv.19-21 y 31-39) explícitamente tratan con ese rechazo, aunque también dejan claro que los “judíos” están divididos: algunos dicen que Jesús tiene un demonio (v. 20) y otros dicen que “Estas palabras no son de endemoniado: ¿puede el demonio abrir los ojos de los ciegos?” (v. 21; ver también 8, 31; 12, 42).
Jesús pronunció estas palabras en el Templo de Jerusalén, en las fiestas de la dedicación del templo, en esté ambientes de las fiestas Jesús se enfrenta con los dirigentes judíos. Jesús responde con el testimonio de sus obras, muchas y buenas e iguales a las de su Padre. San Juan ubica esta controversia en el templo, en el pórtico de Salomón, que construyó el templo, planeado por su padre David. Está ubicación es intencionada, para presentar a Jesús como el nuevo templo de Dios; tal actitud de Jesús, el sustituir el templo de Jerusalén por el templo de su persona, es rechazada por los dirigentes judíos, por eso quieren apedrearlo.
Texto bíblico
A) Mis ovejas escuchan mi voz
Vida eterna en este evangelio no se refiere a la ancianidad, sino a la vida que se vive en la presencia de Dios. “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús, al Mesías, a quien tú enviaste” (17, 3). Esto involucra una reorientación de quien conoce, un cambio de lugar de una comunidad a otra. Los opositores de Jesús están acostumbrados a formas familiares, y no se arriesgarán a ver en nuevas direcciones o abrazarán un nuevo tipo de Mesías de tal manera que puedan disfrutar de la vida eterna que Jesús les ofrece.
Pero hoy, la mirada de Jesús sobre los hombres es la mirada del Buen Pastor, que toma bajo su responsabilidad a las ovejas que le son confiadas y se ocupa de cada una de ellas. Entre Él y ellas crea un vínculo, un instinto de conocimiento y de fidelidad: “Escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen” (Jn 10, 27). La voz del Buen Pastor es siempre una llamada a seguirlo, a entrar con él en una intimidad. Jesús es el Buen Pastor: es una comparación que entienden los judíos. Las grandes figuras de Israel, Moisés y David fueron pastores de su pueblo y Jesús se declara pastor de su pueblo. El buen pastor conoce y da la vida por sus ovejas. Por eso están seguras: no perecerán, nadie puede arrebatármelas. La relación que Jesús establece con los suyos está descrita en cuatro acciones: los ha entregado al Padre, los conoce; los defiende y les da la vida. La comunidad de Jesús: el nuevo pueblo de Israel, nacido desde Jesús resucitado, es también su nueva comunidad. Se distingue por que los verdaderos discípulos corresponden a Jesús con otras cuatro actividades: creen en Jesús, reconocen su voz, siguen a Jesús y no perecerán.
La seguridad que Jesús ofrece no es seguridad como el mundo la conoce. Las ovejas no perecerán y nadie las arrebatará de la mano de Jesús, pero muchos morirán por su fe, o perderán sus trabajos, o se les negarán oportunidades, o sufrirán el ridículo. Pero lo que no perderán será su relación con el Padre y el Hijo o la salvación que esa relación trae.
“Mi Padre que me las ha dado, y él es superior a todos…” (v. 29a). En otros antiguos manuscritos dicen ‘mi Padre… es más grande que todos’ que le da un mejor sentido. ¿Es el Padre o aquellos a quienes el Padre da que es más grande que todos? ¡Uno no puede imaginar que las ovejas sean más grandes que todo!
Hay una tensión en este evangelio entre la fe y la elección. “Creer es pertenecer a quienes escuchan la voz de Jesús y reciben la vida eterna (Jn 5, 24), pero uno no puede escuchar la voz de Jesús a menos que una le sea dada por Dios. A pesar de esto, se deja a la gente que sea responsable por sus acciones.
B) El Padre y Yo somos uno
“El Padre y yo somos uno” (v. 30). Esta y varias otras frases nos dejan entrever algo de este misterio mayor: “Quien me ve a mí ve al Padre” (Jn 14, 9). “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (Jn 10, 38). Esta unidad entre Jesús y el Padre no es automática, sino que es fruto de la obediencia: “Yo hago siempre lo que al Padre le agrada” (Jn 8, 29; 6, 38; 17, 4). “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre” (Jn 4, 34; 5, 30). La carta a los hebreos dice que Jesús tuvo que aprender, por el sufrimiento, lo que es ser obediente (Heb 5, 8). “Fue obediente hasta la muerte y la muerte de Cruz” (Fil 2, 8). La obediencia de Jesús no es disciplinar, sino que es profética. Obedece para ser total transparencia y, así, ser revelación del Padre. Por esto podía decir: “¡El Padre y yo somos uno!” Fue un largo proceso de obediencia y de encarnación que duró 33 años. Comenzó con el Sí de María (Lc 1, 38) y terminó con “¡Todo está consumado!” (Jn 19, 30).
Aquí se nos recuerda de las palabras de apertura de este Evangelio, “En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios, al principio estaba junto a Dios” (1, 1-2). Después Jesús orará que sus discípulos “Para que todos sean uno, como tú Padre estás en mí, que también ellos estén en nosotros para que el mundo crea que tú me enviaste” (17, 21). En el corazón de este Evangelio está la relación entre el Padre y el Hijo. Jesús ora para que sus discípulos se conviertan en parte de esta unidad.
Preguntas para la lectura:
- ¿Qué le dijo Jesús a los judíos?
- ¿Qué es lo que Jesús da a sus ovejas?
- ¿Alguien se las puede quitar?
- ¿Jesús y el Padre que son?
- MEDITACIÓN (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)
- ¿Escucho la voz del Pastor en mi corazón?
- ¿Soy constante con mi labor pastoral?
- ¿Soy capaz de dar la vida por mis ovejas?
- ¿Al relacionarme con mis hermanos lo hago con mucho amor?
- ¿Busco la unidad en mi comunidad?
- ORACIÓN: (Qué le respondo al Señor, que le respondemos al Señor)
Gracias Padre Santo, por ser un pastor que nos escucha, por protegernos del maligno, por ser un Padre amoroso, por velar siempre por nosotros, y por buscar la unidad de nuestras familias y de nuestra Iglesia, Gracias por el don de la vida, por eso te damos gracias. Gracias Señor, gracias Señor.
Perdón Señor por lo momentos que no hemos sabido escuchar tu voz y por no dejarnos conducir por Ti, por no buscar la unidad entre nuestros hermanos de familia y de nuestras comunidades, perdón por los momentos de desaliento, cuando todo se nos hace negativo por eso te pedimos perdón. Perdón Señor, perdón Señor.
- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo el mensaje? ¿Cómo interiorizamos el mensaje?
- A los judíos tentando a Jesús.
- A Jesús invitándolos para que lo escuchen.
- A Jesús dando la vida por sus ovejas.
- Al Padre y a Jesús pidiendo la unidad.
- A ti mismo escuchando la voz del Pastor.
- ACCIÓN: ¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?
La intención general del apostolado de la oración del Papa para el mes de mayo es:
Por la evangelización: La Iglesia en África, fermento de unidad
“Para que, a través del compromiso de sus miembros, la Iglesia de África sea un fermento de unidad entre los pueblos, un signo de esperanza para este continente.”
Intención personal: Escuchar la voz de mi Buen Pastor y a si conducirme según lo que Él me pide para mi desarrollo personal.
Intención comunitaria: Aprender a escuchar a los miembros de mis pequeñas comunidades y ayudarlos a buscar siempre la unidad.