LECTIO DIVINA
06 de agosto de 2023
“En la Diócesis de Texcoco, nos reconocemos, valoramos y aceptamos como personas para ser casa y escuela de comunión”
“La Transfiguración del Señor”
Mt 17, 1-9
1. Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo,
visítanos hoy con tu sabiduría e inteligencia,
ilumina los ojos de nuestro corazón
para que podamos comprender
el sentido de las Escrituras,
el mensaje que Jesús nos quiere comunicar en este día.
Haz que la Palabra que escuchamos
resuene en nuestro corazón y pase del corazón a la vida.
Que no seamos solo “oyentes” de la buena Noticia,
sino que, con tu gracia, la llevemos a la práctica.
¡Ven, Espíritu Santo!
Abre nuestra mente, voluntad, corazón
y haznos acogida de la Palabra de la Verdad y de la Vida.
2. LECTURA
Del Santo Evangelio según San Mateo 17, 1-9:
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de este, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado.
Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí!
Si quieres, haremos aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo». Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: «Levántense y no teman». Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».
Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús
3. UN MOMENTO DE SILENCIO ORANTE
Para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
Indicaciones para la lectura:
Las severas y desconcertantes palabras de Jesús sobre el camino doloroso del Mesías y del discípulo, provocan abatimiento y desilusión entre los suyos. Estos necesitan rehacerse, recobrar fuerzas y coraje. A ello se orienta la transfiguración sobre el monte. A tres discípulos se les otorga el privilegio de una experiencia singular, que les sirve de iluminación, aliento y exhortación: iluminación sobre la verdadera identidad y el destino último de Jesús; aliento para que los discípulos puedan recorrer el camino del Maestro. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
La transfiguración de Jesús da lugar a un diálogo continuado, que se presenta en tres actos, con diversos protagonistas cada uno, y una toma de posición como motivo central. En la primera escena los discípulos asisten a la conversación de Jesús con Elías y Moisés y se atreven a pedir que la experiencia que están viviendo no se termine. La formación de la nube y la voz que domina la segunda escena: de contemplar a Jesús divino pasan los discípulos a escuchar al mismo Dios, que se presenta como Padre que ama a su hijo; después de oír la voz de Dios la visión desaparece; en tercera escena, Jesús y sus discípulos son devueltos, y con cierta brusquedad, a la normalidad. No podrán, les advierte Jesús, contar lo visto; ni sabrán hacerlo, pues vuelven confundidos por cuanto les acaba de decir Jesús.
4. MEDITACIÓN
El evangelio de hoy nos recuerda el momento, único, pero central en la vida de Jesús, cuando reveló su identidad verdadera a sus más íntimos. Podríamos hoy quizá hasta envidiar a esos discípulos que vieron a Jesús tan resplandeciente, profeta entre profetas, hijo amado de Dios. A un Jesús así nos sería fácil seguir; de un Jesús así, fácilmente se quedaría uno seducido. Con un Jesús así todo se nos convertiría en hermoso y, como a Pedro, nos parecería natural quedarnos con él, aunque fuera a la intemperie. Pero, entonces, ¿cómo es que no vivimos tan entusiasmados por Jesús? ¿Por qué no se nos transfigurará también a nosotros?
Jesús tomó consigo los discípulos que le habían seguido desde el principio, aquellos que habían puesto su confianza en él, y los llevó a un lugar apartado, sobre una montaña. En esta acción de Jesús tenemos expresado el requisito previo para ver a Jesús transfigurado: no fue a los extraños a quien Jesús se manifestó encantador, sino a quienes lo veían todos los días caminar y dormir, comer y predicar, rezar y descansar; para reconocer su verdadera identidad. Serán siempre los discípulos fieles aquellos que podrán soñar con la sorpresa de verse descubriendo quién es realmente Jesús.
Pero no nos ilusionemos demasiado: esta experiencia de ver a Jesús tal como es, siempre es breve. ‘De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús. Y bajaron con él de la montaña’ Las experiencias bonitas con Jesús son reales, pero escasas; profundas, pero breves; se dan ciertamente, pero a menudo duran poco. Es en la relación cotidiana con Jesús, con el Jesús de siempre, entre las dudas y resistencias de cada día, como los discípulos aprenden a escuchar su voz. La fe se vive en la duda; la fidelidad se prueba cuando es posible y tentadora la traición: los discípulos que vieron a Jesús extraordinario volvieron enseguida a verle tan ordinario como era todos los días; pero sabían que podían contar con que cualquier día podía volvérseles otra vez tan divino como en realidad era. Ellos lo sabían y vivieron escuchándole.
ORACIÓN
Señor Jesús.
¡Cómo nos gustaría que te nos manifestaras tal cual eres, divino, cautivador!
Cómo nos ilusionaría poder asistir, aunque fuera por un instante,
a ese espectáculo que Pedro Juan y Santiago presenciaron.
Bastaría que te viéramos como Dios te ve, que te quisiéramos
como Él te quiere, que te aceptáramos como Él te pensó,
para saberte divino, tal cual eres, hijo preferido del Padre.
Danos la obediencia que nos pides; para ello, te pedimos tu transfiguración, para hacernos tus discípulos.
Enséñanos, Señor Jesús, a comprender el secreto del camino de la cruz;
enséñanos a optar por Ti, por tu persona, aunque implique ese camino,
porque es él por el que Tú has optado. Enséñanos a andar el camino. Amén
5. CONTEMPLACIÓN
Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia.
Para ello:
1. Necesito un alto en el camino – como el que proporcionó Jesús a sus tres discípulos en el monte Tabor – para verle transfigurado y transfigurar así también mi vida. ¿Vamos por la vida caminando con gozo hacia el encuentro glorioso con Cristo resucitado?
2. ¿Estamos dispuestos a asumir que a ese triunfo final solo se llega pasando por la cruz, por el servicio, por la vida entregada por y a los hermanos?
3. ¿O preferimos quedarnos en el monte (hacer tres tiendas) sin continuar hasta el Calvario?
4. ¿Qué significa escuchar a Jesús hoy?
5. ¿Cómo transfigurar hoy, la vida personal y familiar, y la vida comunitaria?
6. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
6. ORACIÓN FINAL
Dios, Padre nuestro, que nos invitas a «escuchar a tu Hijo muy amado», Jesucristo; abre nuestros corazones para que sepamos acoger su Palabra con cariño y confianza, la pongamos por obra, y así lleguemos a participar un día de la plenitud de su felicidad gloriosa. AMÉN
7. PROPÓSITO
Ofrecerle al Señor alguna actitud concreta para vivir en la semana.
Interiorizar una palabra. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.