Texcoco, Méx. 22 de junio 2013. Se inauguró el ciclo de conferencias “El ser y quehacer del político en México”, ofrecido por la dimensión de Fe y Política de la Comisión Diocesana de Pastoral Social de la Diócesis de Texcoco, en la Capilla de la Enseñanza de la Catedral de Texcoco.

El Dr. Jorge Traslosheros, escritor e investigador de la UNAM, impartió su conferencia ante integrantes de los cabildos municipales de la región. Explicó cómo cambia el panorama de la relación entre religión y política a raíz de la aprobación de la reforma que eleva a rango constitucional la libertad religiosa, lo cual, dijo, es un reto a la democracia, y junto a ésta se hace una reforma al artículo 40 para agregar la perspectiva laical al Estado mexicano.

El Dr. Jorge señaló que “debido a la historia de nuestro país, algo difícil de manejar es la relación entre el político y sus convicciones religiosas. Se había dicho que la vida privada y la vida pública no se deberían mezclar, pero no funcionó”. Aclaró que “la libertad religiosa no es un asunto religioso. La libertad de religión es un derecho humano que protege el que la gente pueda vivir su creencia religiosa en público y en privado sin que nadie se lo impida”.

Arguyó que cuando alguien dice que “nadie tiene derecho a expresar, ni siquiera los políticos, su identidad religiosa, en realidad lo que están haciendo es acabar con un derecho humano que además afecta libertad de expresión, libertad de conciencia, la libertad de manifestación de las ideas, la libertad de prensa; empiezan a afectar toda una serie de valores fundamentales de la democracia.” La libertad religiosa es fundamental para la democracia y sobre todo la libertad de religión es lo que realmente consolida el estado laico.

Uno de los grandes debates de nuestro tiempo es si el político debe abandonar su fe para poder ser político. “Es de admirar cuando los políticos, sin ocultar su identidad son consecuentes con sus convicciones religiosas y las ponen al servicio de la sociedad, sus acciones son observables en muchos actos públicos, por ejemplo: en programas de leyes de protección de la familia, promoción y protección de la infancia, promoción y protección de las mujeres embarazadas, de los migrantes, en la lucha contra la pobreza, la rehabilitación de drogadictos o por lograr mejores condiciones de desarrollo democrático, social y económico. Hay políticos que legislan y trabajan a favor de esto, eso es tener coherencia religiosa”, expresó el también catedrático de la UNAM.

“No necesitamos políticos católicos, necesitamos cristianos católicos que hagan política, necesitamos católicos que cuando tengan vocación de servicio público la ejerzan a plenitud”.
Los estudios más serios nos dicen que el 75% de la población a nivel mundial vive alguna forma de limitante a la práctica de su religión, se estima que la religión más perseguida en el mundo es la cristiana. Cada año mueren de 120 a 150 mil cristianos por motivos de su fe en el mundo.

“Defender la libertad que le asiste a todos los mexicanos de expresar en público y en privado sus convicciones religiosas para creyentes, agnósticos y ateos, es parte de lo esencial de la labor política, porque eso le va a permitir a todos los ciudadanos gozar de una mayor democracia. Sin embargo no se debe soslayar otras áreas en las que se puede impactar con políticas sociales como: vida y la familia, justicia y paz, dignidad humana y la libertad de educar para la dignidad humana que también forman parte de lo esencial en la labor de un católico que hace política.