misacatedral inicio2014

Misa de inicio de labores de la Curia Diocesana

Texcoco Méx. 07 de enero 2014. En compañía de los sacerdotes colaboradores de la Curia: Sergio Garduño, vicario general; Erasto Pacheco, vicario de pastoral; Joaquín Roblero, ecónomo; Valentín Figueroa, rector de Catedral; Manuel García, director diocesano de Pastoral Social; Bonifacio Márquez, oficial de sacramentos; y Martín Muñoz, el obispo de Texcoco, Juan Manuel Mancilla celebró en la santa Iglesia Catedral la Eucaristía con motivo del inicio anual de labores en la Curia Diocesana.

Asistieron a la Misa los colaboradores de todos los departamentos que conforman el servicio en la Curia, la Iglesia Catedral y la Casa Episcopal (sacerdotes, religiosas y laicos). En su saludo inicial, el Obispo expresó que es una “experiencia muy bonita iniciar este 2014 con un espíritu nuevo, con un espíritu de unidad, de gran servicio al pueblo de Dios. Queremos que como una sola familia, con un solo corazón, con una sola alma servir al Señor, servir al pueblo. Haremos que nuestra Curia Diocesana sea en verdad un espejo de la vida de la Iglesia, donde se recojan los mejores frutos del servicio de la disponibilidad, de la unión que debe privar siempre en nuestra amadísima Iglesia Católica”.

Durante su homilía Don Juan Manuel señaló que “en una ocasión tan señalada como esta en que iniciamos una etapa de servicio, en torno a la Eucaristía, es muy consolador, muy inspirador el mensaje que la Sagrada Escritura nos está ofreciendo: «Amémonos los unos a los otros», y agregó: “es también la invitación que el obispo hace a todos los colaboradores de la curia, de la Catedral, de la Casa Episcopal […] porque todo lo nuestro es de Dios”.

El Obispo, enfatizó que “la inspiración perfecta del amor es Jesucristo” y que si “las relaciones humanas se distraen, se sustraen de Jesucristo, se desploman o se envenenan y se acaban”. Y recordó a los presentes que “pertenecemos a ese espíritu nuevo, a ese sistema nuevo que se inspira en Dios, que viene de Dios y que se concretiza en Jesucristo”.

Y continuó diciendo: “Estoy seguro que iremos haciendo de nuestra Curia, cada vez más, un espacio de trabajo en donde se sientan las relaciones humanas muy sanas, obsequiosas, auténticas, llenas de Dios. Y en lo que se refiere al servicio que damos a la comunidad […] bien sabemos que el Obispado, la Curia, es la Casa Grande de la Iglesia; ahí es donde más sensatez debe haber. Este espacio debe existir el juicio, la rectitud y bondad”.

Don Juan Manuel invitó a sus colaboradores a que la primera y única respuesta debe ser el Amor, “que aquí se trasmine realmente la caridad, que todos los elementos, todos los servicios que nosotros demos lleven el toque del amor de Dios, lleven la certeza de que Jesucristo está irradiando y actuando desde este lugar”. Y añadió, “sabemos que muchas veces las personas vienen tristes, vienen desesperadas, confundidas, tal vez enojadas y nosotros no debemos de ninguna manera ser irrespetuosos con esa condición y realidades que presenten nuestros hermanos”.

Necesito que en la Curia a las personas más difíciles, a las personas más conflictivas, con mayores problemas o necedades sea a quienes mejor se atienda, mejor se escuche, se les brinde ese camino de caridad y de amor de Dios.

Finalmente, Mons. Mancilla, advirtió que en este año se tienen planes de que todos los colaboradores del obispo puedan tener espacios de convivencia, de formación humana y cristiana para aclarar las referencias y su espíritu se renueve constantemente en la gracia de Dios que es indispensable para servir dignamente.