Homilía Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco
1er Encuentro Diocesano de Pastoral de la Vida
25 de marzo de 2023
No sé si me permitan hacerles una pregunta, ¿Quién de ustedes conoce este término? “Diálogo Molecular”, levanten su mano las personas que hayan escuchado esta expresión, es una, digamos luz científica que en nuestros tiempos llega a ser muy importante: “Diálogo Molecular”. Bueno entonces voy, esta palabra yo la escuché en Chapingo, en un encuentro de Bioética, un conferencista nos dio una plática, una información, una conferencia llamada “Diálogo Molecular”, ¿cómo es?: “Diálogo Molecular” quiero que ustedes lo conozcan y lo asimilen ¿cómo es? “Diálogo Molecular”
¡Vamos! ¿En qué consiste? Algo tan maravilloso como esto, que nosotros los cristianos hemos de conocer y manejar, porque, ¿ustedes, a que se dedican? Como apostolado, como trabajo de calidad en medio de la Iglesia, ustedes aman, ustedes defienden, ustedes valoran, cuidan la vida; porque sabemos Dios nos invitó al banquete de la vida, podemos decir que es el primer banquete que Dios nos da, después nos dará el banquete de la fe, el banquete del amor, el banquete de la sabiduría, el banquete de la comunión, el banquete de la felicidad y de la resurrección, pero aceptemos, el primer banquete que Dios nos ofrece a todos, es el banquete de la vida
Muchas veces a la Iglesia le pegan, y la critican y la desprecian, porque defiende la vida −ustedes lo han visto ¿sí o no?− como critican, con qué facilidad descalifican a la Iglesia porque respeta, cuida, ama, la vida; pero a veces lo hacemos desde una metodología, que ¡no!, pienso, no es correcta, que es: ¡no al aborto! ¡No al aborto!, y de ahí no nos sacan ¡no al aborto! Y tú… ¡no al aborto!, no, ¡no al aborto!, oye… ¡no al aborto, no!, pues no: “Diálogo Molecular”.
Creo que todos debemos conocer que en la actualidad los científicos, estudiando los caminos de la vida, han descubierto esto: han descubierto que desde el momento en que se unen el elemento masculino ‛espermatozoide’, con en el elemento femenino ‛óvulo’, desde ese momento, 40 millones de partículas, 40 millones de partículas se distribuyen por todo el cuerpo de la mamá, y esas 40 millones de partículas se dedican a ayudar, monitorear, lo que está pasando en el seno materno, de suerte que, si esa criatura necesita cabellos, vellitos, piel, cejas, pestañas, nariz, oídos, lengua, dientes, labios, manos, uñas, sistema nervioso, sistema respiratorio, sistema cardiovascular, sistema respiratorio, sistema sanguíneo.
El ser humano es un universo, todos lo sabemos; pues para que tú puedas adquirir el funcionamiento y, los instrumentos que necesitas para ver, oír, sentir, pensar, caminar, organizar el sistema óseo, el sistema capilar, el sistema motriz, para eso, fíjense lo que es el poder −que bonito que hoy en el Evangelio se habla− ‹el poder del Altísimo, te cubrirá, te asistirá›, ¿cómo?, pues hoy sabemos cómo; Dios necesita o necesitó, o quiso disponer que, para que existiera un ser humano, hubiera 40 millones de trabajadores que ayudaran, asistieran, proporcionarán, lo que esa criaturita necesita, para todas y cada una de las funciones de su cuerpo, también de su mente y de su espíritu.
Durante los 9 meses, la criaturita se desarrolla, se enriquece, va creciendo gracias al aporte que le llega pues, desde el cerebro, desde el corazón, desde los pies, desde todas las partecitas del cuerpo de la mujer; ahora sí que podemos decir: pues para que haya pelo, pues se necesita que donde está el pelo, allí que está la fábrica o ahí que está la base del pelo, pues se tomen microscópicamente los elementos que se necesitan para que el día de mañana crezca el pelo; donde están las manitas, pues se necesita que allí, que está digamos, el material, pues envíen las semillitas que van, el día de mañana a hacer que la criaturita nazca, como ya lo sabemos.
Queridas hermanas, mis queridos hermanos, como debemos nosotros que trabajamos en favor de la vida, conocer todos estos sistemas, este funcionamiento, este dinamismo, esta manera, como Dios puede realizar la existencia de un ser humano; cada ser humano se debe al apoyo de, millones y millones de creaturas, trabajadores que apoyaron para que tú salieras a la perfección; ¡si alguien abusivamente, irresponsablemente fractura, hiere, detiene, imposibilita el desarrollo de esa criatura, 40 millones de partículas van a estar enojadas, preguntando, cuestionan que pasó ¿qué pasó con lo que yo aporté? ¿Qué hicieron con lo que yo les mandé? ¿Por qué?, yo no puedo ver, sentir la realización del éxito, de esa creatura.
Y por eso bueno, también aquí entran los psicólogos; dicen que llega el momento en que aparece el síndrome, o sea, la situación en donde la mamá se siente mal, porque le reclaman, casi dirían, ni cuenta se da de dónde vienen esos reclamos, y por qué todo, pues le reclaman ¿qué pasó? ¿Qué hiciste?, yo te proporcioné, yo trabajé mucho, yo me esmeré en mandarte lo que iba a necesitar esa criaturita y tú lo frustraste. Cuando irresponsablemente, malignamente, maliciosamente se detiene, se para el crecimiento de la criatura, estas partículas quedan −dicen− 30 años monitoreando, preguntando ¿qué pasó?, ¿cómo va? De hecho, esa es la razón por la cual la mamá, siempre está al pendiente, con la necesidad de saber ¿dónde?, ¿qué pasa con su hijo?, aunque ya haya crecido y aunque esté lejos, la mamá siente una necesidad inexplicable de dar razón y de saber qué pasó con esa criatura, porque fueron muchos los que estuvieron comprometidos en la elaboración de la vida.
Bueno ahorita, hoy nosotros simplemente ¡admiremos esta forma como Dios, en su infinito poder, ha hecho que se dé la vida humana! Él es el único que puede dar la vida, como Él es el único que puede disponer de 40 millones de colaboradores, para que le ayuden a que no le falte a esa criaturita: respiración, oxígeno, sangre, movimientos, sentimiento, corazón; y por eso, nosotros hoy, yo los invito respetuosamente, a que ustedes busquen, investiguen, lo que, el alcance que tiene, el diálogo molecular; yo así lo conocí, expresado por un científico, y bueno, después confirmé estando en Roma, en otro trabajo de Obispos; como se repetía exactamente el mismo descubrimiento, la misma enseñanza −que yo pienso− sobre todo los agentes de Pastoral de la Vida, deben conocer y deben seguir estudiando para que, primero: adoremos a Dios, bendigamos y reconozcamos la hermosura de su poder, la metodología tan exquisita, así, imperceptible, con la que Dios modestamente, confecciona la vida. Cada ser humano se debe a un trabajo conjunto y armonioso, organizado, de millones y millones de partículas, que están aportando lo que se necesita para que tú guardes y lleves pues, la dicha de ser persona, ser humano −hombrecito, mujer− y que lleves tú, todos los elementos, instrumental que necesitas para desarrollarte.
Bueno, queridas hermanas, mis queridos hermanos, adoremos a Dios, conozcamos a Nuestro Señor, investiguemos cómo Él realiza su obra. Hoy podemos hacerlo en una forma mucho más completa; pues sigámonos preparando, para que sobre todo, lleguemos al universo de la fe, al universo del amor, al universo de la sensatez, y, por lo tanto, del cuidado, cultivo, y pues disfrutar, lo que es realmente en la vida humana, la grandeza admirable, el exquisito cuidado con que Dios ha hecho a cada ser humano; cada ser humano, cada ser humano es exitoso; ha recibido, ha tenido, desde pequeñito, desde nada, ha tenido millones y millones de seres a su servicio, para que salga una criatura, un hijo de Dios, una hija de Dios, una hija muy amada de Dios, “Misterio admirable”.
Bueno hoy, simplemente quiero compartir esto, uniéndolo a la Fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios; cuando Cristo vino, esto pasó en el seno de la Santísima Virgen, y por eso vemos lo admirable, por eso vemos la grandeza infinita de su ser, de su Palabra, de sus milagros, de su soberanía, de su impresionante atractivo que Él siempre tuvo, porque ahí la obra de Dios aparece en todo su esplendor. Qué bonito que hoy en el Evangelio, se le dice a la Santísima Virgen ‹Tu Hijo será grande, ¡Hijo de Dios!, el Santo, no tendrá fin›. Todo ser humano, por lo que implica de poder amoroso de Dios, no tendrá fin›; gracias, porque ustedes no tendrán fin, y la obra que ustedes realicen, apoya, abona, para que la obra del Dios Nuestro Padre de la vida, sea y siga siendo exitosísima, fin; y en lo que se refiere a cada ser humano, nadie se meta, nadie se atreva, a querer ponerle fin, −no se lo pondrán− pero fastidian. Bueno, adoremos a Dios nuestro Padre, el Señor de la Vida. Amén.