Homilía Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo De Texcoco

25 De Junio De 2017

No tengan miedo. Nada oculto, nada secreto que no llegue a saberse.

Queridos hermanos cuando nos acercamos a Jesús, claro uno de los aspectos espléndidos es su enseñanza, su palabra y tiene muchos matices. Hoy junto con ustedes quiero fijarme en la esencia de lo que Él nos está diciendo.

Estamos en un texto de hace 2000 años. Hoy nuestra patria, ciertamente, pide a gritos la transparencia; porque nos alejamos de Cristo se nos olvidó esto, todo esto, todas estas enseñanzas de Cristo. Cristo ha sido la única persona transparente, perfectamente honesto, a fondo, sincero. Los apóstoles tan pronto como él murió y resucitó, de lo que más proclamaban y les llenaba el alma y la boca, el gozo de anunciarlo era ¡en él no hubo engaño!, no engañó a nadie, no le mintió a nadie, no fue ventajoso con nadie, no hubo engaño en su boca. Él mismo escogió así personas, recuerden a Natanael; en ese hombre no hay doblez, es un verdadero israelita, en él no hay engaño.

Bueno, surge ya para nosotros mis queridos hermanos, otra vez recordar, yo digo mejor: suplicar a Dios que a nosotros nos de la actitud, el compromiso de ser honestos, de no tener tantas madrigueras, tantos guardaditos, de no tener ventajas para nadie, contra nadie.

Nuestras familias cristianas por eso funcionan, porque tienen un sistema muy transparente. Aquí en la Sagrada Eucaristía desde niños se nos enseña siempre, y en todo lugar, los esposos se quieren, los esposos se apoyan, se conocen siempre y en todo lugar, todo eso da mucha paz.

Nuestro Señor incluso dice: si yo alguna vez creen que les dije algo en la noche, ¡grítenlo cuando llegue la luz! Si yo les dije algo acá, por abajo, ¡súbanse!, domaton, domo es el techo pero en su parte más alta, de hecho en Italia a las catedrales que eran lo más alto, les llaman hasta la fecha “el domo” il domo di Venezia, il domo di Firenze, lo más alto, así es nuestro Divino Señor.

Por otra parte queridos hermanos, dentro de lo mismo -su Palabra- por eso, por su transparencia, es una palabra digna de confianza; tú te puedes aventar de pechito, tú puedes encontrar garantías, encuentras una verdadera garantía en la palabra de Jesús, no te va a fallar, no tiene dobleces, y yo en eso quiero junto con ustedes disfrutar esto, ¡ustedes valen mucho!, claro, por eso nos quería honestos, nos quería muy sinceros, transparentes, ¡valen mucho!, en el momento viene un poco la comparación de los pajarillos del cielo ¡ustedes valen mucho, mucho más!.

Bueno, hemos de recoger eso mis queridos hermanos, un hacer, un deseo, apasionamiento por la palabra de Jesús, que a todos, a todos nos toca, nos beneficia, nos salva, nos hace diferentes y no nos deja caer en esa descomposición tan fuerte de nuestra patria, de nuestra sociedad, de nuestras comunidades, recoger esa transparencia de Jesús es hoy el don, el regalo que le pedimos nos conceda, para que así su Mesías, ungido, siga teniendo presencia, autoridad en medio de nosotros.

Y hermanos, quiero también detenerme, cuanto el texto hoy se refiere a ustedes, a ustedes, en cuanto a ustedes: “Hasta los cabellos de su cabeza están contados” Ya sabemos, eso significa, los cristianos somos por la misericordia de Dios preciosos bajo su mirada, bajo su administración divina, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Preguntaba yo a unas mamás, Mamás ¿ustedes han acariciado a sus hijos? ¡Sí, claro! ¿Les han acariciado su cabecita? ¡Sí, sí muchas veces hemos acariciado a nuestros niños, a nuestros hijos! Y ¿no les han contado sus cabellitos? Todas ¡no se puede, ni se nos había ocurrido, no hubiéramos tenido tiempo! A qué horas, una mamá tan ocupada ¡ni tuviéramos tiempo de contarles los cabellitos!

Pero mejor digo, el amor de Dios es tan personal, el amor de Dios es tan cierto, el amor de Dios es tan incisivo, directo, especial, que, hasta ha tenido el buen gusto, hacer esto es disfrutar, una cosa de ese tamaño no se hace si no te gusta, si no la vas a disfrutar y si no es para sembrar en la persona una caricia que no se acabe. Dios ha tenido la ocurrencia el buen gusto de manejarnos, de llevarnos con tanta delicadeza, con tan profunda caricia que hasta los cabellos de nuestra cabeza ha contado.

Hermanos esta es nuestra identidad, esta es nuestra esencia cristiana, por eso, pues debemos ser más alegres, más optimistas, más decididos, más abiertos, más sonrientes, más esforzados y no encerrarnos en el miedo, en los complejos, en las oscuridades que anuncian en la escena pública, en la escena nacional, en la escena internacional. Los grandes de la tierra siempre nos hacen previsiones oscuras, previsiones muy fatales, nosotros los cristianos en cambio llevamos un tesoro, una fuerza, una luz, una energía que nos hace diferentes y que nos da autoestima. Supliquémosle a nuestro Señor que la recojamos, esta gracia al celebrar esta Sagrada Eucaristía. Así sea.