«Salió el sembrador a sembrar». Homilía de Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, en la Catedral de Texcoco. Domingo Ordinario

 Homilía Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo De Texcoco

16 Julio De 2017

“Salió el sembrador a sembrar”. Mis queridos hermanos, el día de hoy creo que todos los católicos hemos de poner mucho cuidado en un hilo conductor de la palabra; claro que la palabra es un arcoíris, la Palabra de Dios tiene mil colores, la enseñanza de Cristo tiene múltiples aspectos, desde los más sencillos, cotidianos, familiares hasta los más espléndidos.

Hoy, yo quisiera fijarme en un primer momento en la ecología de la palabra, como hoy se nos insiste tanto en los elementos de la creación. Qué hermosa es la creación de Dios: la lluvia, la tierra, los valles, las flores, los pajaritos, como brotan las semillas, los tallos, como el sembrador ahora colabora con Dios y hace que no se pierda la belleza de la creación. Hacia ese punto quiero dirigirme junto con ustedes queridos hermanos, cómo nosotros debemos, cómo nos toca a nosotros embellecer, cuidar un poco el espacio donde andamos, por donde pasemos, una flor, una plantita, si se pudiera, un arbolito.

La creación entera siendo tan bella, dice San Pablo, sufre, anhela recuperar su hermosura. Yo sé que de la belleza de la creación sigue la belleza del alma, que no nos pase lo que hemos hecho con la tierra, con la ecología, en primer lugar se dice: la pusimos en desorden, sufre un desorden, la hemos maltratado y por eso se angustia, dice San Pablo; pero va a llegar la gloriosa manifestación de los hijos de Dios. Que al salir de esta Eucaristía todos nosotros pensemos un poquito en nuestro aporte personal para que no se pierda la belleza de la creación, para que siempre aparezca algo que en silencio nos hable, nos grite la hermosura de Dios.

Pero bueno hermanos, asomémonos también hacia el aspecto espiritual, ante todo aparece el elemento de la gratuidad, el sembrador gratuitamente, espontáneamente ha venido a re sembrar los corazones, a revivir a las personas que estaban como un terreno árido, o como un terreno descuidado. Ese es el Hijo de Dios, ese es un aspecto de Jesús, y fijémonos hermanos que clase de sembrador.

Esta mañana estando yo con campesinos, con agricultores les preguntaba ¿entendemos la parábola? Todos me dieron que sí, ¿qué es un sembrador, saben lo que es un sembrador? Se reían ¡claro que sabemos! ¿aquí se siembra? ¡claro que aquí se siembra! Era en estos pueblos de la montaña; pero, ¿ustedes han visto un sembrador que siembre en los caminos? ¡No! Me contestaron, ¿han visto un sembrador que siembre sobre las piedras? ¡No! ¿aquí hay sembradores que siembren sobre espinas? ¡No! ¿en tierra buena? ¡Sí!

Con esta imagen mis queridos hermanos, ustedes y yo, entendamos que desde que llegó Cristo el Hijo de Dios, ha aparecido, se ha ofrecido espléndidamente la salvación, la palabra, la enseñanza, la fortaleza, la sabiduría, la santidad, la misericordia, el perdón, todos los dones de Dios, en Cristo se han ofrecido. Estés dispuesto, no estés dispuesto, estés de buenas o estés de malas, seas superficial como los caminos, o seas duro como las piedras, o seas agresivo como las espinas, no importa, Dios te toma en cuenta y Dios te da la dosis de semilla, de amor, de salvación que necesitas.

Saco una conclusión muy sencilla, mis queridos hermanos: cuántas veces ustedes mismos aquí a la iglesia no vienen dispuestos, yo mismo, cuantas veces venimos distraídos ¡vente! cuantas veces traes el corazón duro, estás enojado, enchiladísimo ¡vente! de todos modos vente, Dios no se va a fijar si eres piedra, espinas, no, de todos modos te va a dar, de todos modos te va a tomar en cuenta, Dios de todos modos, en la circunstancia en que tú te veas, ahí llega, ahí se acerca, ahí te ofrece la oportunidad de salvación.

Quedémonos con esta deliciosa parábola mis queridos hermanos, seguros de que siempre en Jesucristo, en su iglesia católica tendremos puertas abiertas, campanas, palabra, ofertas de santidad, ofertas de bondad, de nobleza, de transformación, de mejoramiento, de superación, y hoy, con esa ecología espiritual también a hacer hermoso nuestro mundo interior. Así sea.