Homilía del 14 de noviembre de 2019, pronunciada por Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco, en ocasión de la 60° Peregrinación de la Diócesis de Texcoco a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe
¡Míranos con bondad! ¡Enséñanos tus caminos! ¡Ayúdanos! Con estas palabras del Salmo, mis queridos hermanos, juntos con ustedes quiero recoger el sagrado patrimonio de la Palabra que hoy llena de luz, como siempre, a nuestra querida Diócesis de Texcoco, una Iglesia que este momento vive la comunión, busca la fraternidad, se dispone a la misión, al servicio, al servicio a todos, a los que se fueron, a los que se sienten mal, a los que sufren, una diócesis fraterna hasta los huesos, fraterna a toda horas, que contagia el amor misericordioso de Dios. Le decimos a la Santísima Virgen, míranos con tu ternura, enséñanos, ayúdanos. Y vean la respuesta que nuestro Señor, la Santísima Virgen, hace a la Diócesis de Texcoco: La Sabiduría. Porque hay mucha ignorancia, hay mucha necedad, y que hermosa es la sabiduría. Que esta diócesis no camine a lo loco, a capricho, a empujones o alguien en rastra… no, con sabiduría. Es delicioso ver que eso no le toca, por decir, a las universidades católicas o maestros, obispo, no.
Hermanos, yo vengo a suplicarle junto con ustedes a la Santísima Virgen que nuestro pueblo no pierda su capacidad sapiencial, un pueblo sabio, inteligente, que no nos aturdan las realidades difíciles que estamos enfrentando. Se puede ser inteligente en lugar y en cualquier situación. Pensemos en Dios, pensemos en la Santísima Virgen cuya inteligencia era, la inteligencia del corazón.
La sabiduría que estamos pidiendo es la de la santidad. Hemos comentado en nuestras Visitas Pastorales: “Dios es Santo, en su nombre sagrado venimos”, y hoy, cuando a los jóvenes ven que es un término ya lejano comentamos, santo significa hoy, exitoso; vivimos somos de un Dios exitoso, Jesucristo es el ser humano más exitoso. Díganme que personaje de cualquier tiempo y situación camina hoy, en este momento, en este momento difícil, con cuantas personas a su lado, con cuantas personas que lo aman, lo adoran, lo escuchan, como a Jesucristo nuestro Señor.
Dónde estarán estas personas que se reúnen, que cantan, que producen nobleza, servicio, como los que sirven a Cristo, a Dios, porque es santo, porque fue irreprochable. Iglesia hoy tú puedes ser santa, cada cristiano es exitoso, y para cada cristiano lo mejor está por venir, está el encuentro definitivo con Cristo, con la gloria, con la inmensa felicidad eterna con los seres tan amados, con Abraham, David, Salomón, sobre todo nuestro Divino Señor Jesucristo.
La sabiduría ágil, sobre a las personas de la tercera edad, creemos que esto ya no es posible para nosotros, s, si es posible. Las personas adultas, ancianas enfermas, tienen la agilidad delciiosa de descubrir y recibir el amor y darlo con prontitud, cuando se ama no se es torpe. Ágil, ágiles para servir, ágiles para leer, la bondad, ágiles para externas también nuestras necesidades, para qiue no se hagan crónicas. Lúcida, pedimos lucidez en todos los niveles de nuestra diócesis, amantes del bien, que todos nosotros no nos dejemos enredar entre las trampas, vínculos y lazos del mal, no el mal, amantes del bien, por lo tanto libres. Nuestra Iglesia texcocana hoy pide aquí a la Santísima Virgen tener esa suavísima libertad, ese donaire, incluso elegancia en la manera de servir, en la manera de ser, bienhechora, diócesis bienhechora, sectores donde siempre se busca, qué vamos hacer, qué buen trabajo nos puede tocar hoy, como podemos estar como lo hizo Texcoco el día que sucedió el atentado aquí en la Basílica, Texcoco rápido vino a ver qué se ofrecía, qué hay, cómo podemos ayudar, cómo podemos hacer que se resuelva este drama, esta tristeza tan grande para toda la patria, y Texcoco fue la primera parroquia en venir para prestar asistencia a la Basílica, a la casa de Nuestra Señora de Guadalupe.
La sabiduría es amable. Hermanos, pidamos a la Santísima Virgen, su sagrada amabilidad, paciencia, claridad, para amar, amables; familias amables, sectores, parroquias amables, por donde nos vean. Pidamos esta gracia, porque no se trata de una virtud humana, las virtudes humanas, por ejemplo, hay veces que decimos yo soy optimista, se te va a acabar, se te desgasta, nosotros somos personas de fe, somos de esperanza, eso es un don; esta amabilidad que hoy venimos a pedir a la Santísima Virgen, es que en las familias, en los hogares, se acaben esos desencuentros, esas actitudes agrias, esas actitudes no constructivas, no favorables, en toda la diócesis, en los rinconcitos, en la Catedral, en las parroquias, amables, amables, amables, obispo, tienes que ser más amable, y por lo tanto dice, seguras, la sabiduría nos da mucha seguridad, porque hoy los vendavales y los cambios de opinión y de estados de ánimo, y las depresiones, están a la orden del día. No, una Iglesia segura, con personas bien firmes, plantadas, que dan certezas, que ofreces referencias, y con serenidad, esa palabra que hoy usa el texto sagrado, sereno, por lo tanto resplandecientes.
Hermanos, acerquémonos al Santo Evangelio, como siempre el Santo Evangelio es la revelación profunda, oportuna, santa, sabía de Dios. ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios?, porque estamos abrumados, por muchos príncipes, por muchos señores, por muchos dominadores, por muchos principales, que nos condicionan, que nos amenazan. ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios?, nuestro Señor rápido responde: “No vendrá el Reino de Dios con escándalos”; no vendrá el Reino de Dios con pompa, no vendrá el Reino de Dios sensacionalistamente, aparatosamente, no, así no viene el Reino de Dios; bueno, el Reino de Dios viene en Jesús. Las cosas de Dios llegan a través de la persona, de lo que es, de lo que hace, del sentido que tiene, del ser persona digna, hijo de Dos, así llegará siempre el Reino de Dios.
¡Y ya está en medio de ustedes! Ya Jesús estaba ahí, con los fariseos, y con sus discípulos, y ellos no lo creían, les parecía muy poca cosa Jesús; bueno, el Reino de Dios está en la Diócesis de Texcoco, en México. El Reino de Dios con ustedes, está en sus corazones, en su inteligencia, en sus actitudes, en sus decisiones y compromisos. El Reino de Dios está con ustedes, se va gestando a través de un levantamiento de manos, en un levantamiento de los pies, y ponerse a caminar y acercarse con prontitud, apoyar, a servir, a estar a dispuesto a acompañar a alguna persona.
El Reino de Dios está con ustedes, el Reino de Dios ya está, en todos aquellos que respetan y se inspiran en Cristo, hoy además en la Santísima Virgen, no con portentos, no con ambiciones espectaculares, con exhibicionismos, no; el Reino de Dios esta con Jesús: Belén, Nazaret, el Templo, cuando él era niño, en Galilea, en el monte, en los caminos, en las casitas, entre los samaritanos, casi de puntillas, pero acercándose, buscando el amor, buscando ofrecer el servicio, buscando dar una caricia de Dios.
Mis queridas hermanas, mis queridos hermanos, pues, que también del Evangelio hoy, para Texcoco, para nosotros, sea disfrutar este día. Gracias a la presencia del Hijo del Hombre. Muchas personas no tienen ese privilegio, de tener un día en la presencia del Señor. Que nuestra diócesis la generosidad pastoral haga que muchas comunidades disfruten, siquiera, un ratito, la presencia del Hijo del Hombre, porque muchos no lo tendrán, muchos no podrán gozar la maravillosa presencia del Salvador, de Jesucristo nuestro Divino Señor. Muchos van de aquí para allá, que está aquí, que está allá; que si está en las redes, que es puro enredo; que si está en los medios, y todo es a la mitad, todo es desilusión, no hay como esa sabiduría perfecta, segura, serena, que nuestro Padre Dios nos ha dado en Cristo Jesús.
Madre aquí estamos. Nuestra mirada hacia ti es imperfecta, en cambio tu mirada es la mirada de Cristo. Míranos como miraste aquellos jovencitos de Caná, míranos como miraste a tu Hijo en la Cruz. Míranos como miraste a los apóstoles en el Cenáculo, y junto con el Espíritu los lanzaste alegres, seguros, a la Evangelización del mundo entero. A nosotros concédenos cumplir la encomienda de santificar, de hacer hermosa nuestra Diócesis de Texcoco. Así sea.