Homilía Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco

 06 de diciembre de 2022

 “Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice el Señor”. Hace 2700 años nuestro Padre Dios ordenó a los Profetas: «consuelen, consuelen a mi Pueblo», que ya nadie lo trate mal, ni como esclavos, ni como ‒por decir‒ soldados, sin que eso sea peyorativo, pero lo importante es “consuelen, consuelen a mi Pueblo”. Y Jesucristo, es el único que ha hecho caso, ha sido obediente con el Padre Celestial, y vino a consolar: a los ciegos, a los sordos, a los mudos, a los paralíticos, a los que tenían su cabecita mal, a los que tenían su corazón desecho, marchito, tal vez por muchas traiciones, por la soledad.

 Y bueno, también rápido vayamos, la Santísima Virgen ha sido una Maestra de Vida, de fe, de obediencia al Padre Celestial, y ella vino ciertamente a México, para consolar a su Pueblo; ciertamente su propósito fue consolar, escuchar, estar cerca de los moradores ‒como que esa es la palabra natural‒ «Quiero estar cerca de los moradores de estas tierras, y mostrarles mi dulzura, mi ternura, mi candor».

 Y hoy con mucha alegría, quiero decirles a ustedes mis hermanos muy queridos, locatarios, comerciantes de nuestra Ciudad de Texcoco, algo muy bonito y muy importante: cuando el Papa san Juan Pablo II canonizó a san Juan Diego, en el escrito oficial que se llama Bula, donde él proclama «realmente la Santísima Virgen dialogó, habló y escuchó a un habitante de estas tierras llamado Juan Diego, que nació en Cuautitlán, y era del Reino de Texcoco» ¡imagínense! yo cuando vi ese rengloncito, no se imaginan la alegría que sentí; los texcocanos son los mensajeros como ella les llamó ‒a San Juan Diego‒ muy dignos de confianza.

La Santísima Virgen escogió a un texcocano, y está dicho por el Santo Padre; y el Papa para que hable, necesita consultar, investigar, tomar en cuenta a los mejores intelectuales, estudiosos, historiadores, investigadores, y su conclusión: “San Juan Diego era del Reino de Texcoco”; un antepasado nuestro fue escogido por la Santísima Virgen, para recoger el mensaje del cielo, el mensaje de la Guadalupana, el mensaje que ha llegado ya a todos los pueblos de la tierra. Ustedes han oído que la imagen de la Santísima Virgen está ya, en la inmensa mayoría de las Iglesias  Católicas de todo el mundo,

 Y hace poco, en los sistemas y en las plataformas, en Google, invitaron a los Obispos, a la cabeza el Señor Cardenal de México, Don Carlos Aguilar, que estuvo aquí en Texcoco, fue mi antecesor, es una alegría eso, en Google le platicaron que: la imagen más buscada en internet, es la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe, la mujer más amada, más querida, a pesar de que vivimos en un mundo frío, en un mundo que se quiere declarar ateo, la figura, la carita más buscada, famosa ,exitosa ‒bueno perdón que lo diga‒ no es la Reina Isabel, o no fue la Reina Isabel, no fueron las artistas o las princesas de tal o cual parte, o la esposa de tal presidente, de Estados Unidos o de Francia o de Italia; la Santísima Virgen de Guadalupe, es el rostro, la carita más buscada, querida, en las redes sociales a nivel internacional.

 Lo estoy diciendo para que ustedes y yo nos sintamos felices, orgullosísimos, porque eso a nivel humano, a nivel material, eso lo debemos a un texcocano, san Juan Diego, que se detuvo, valoro, dio mucha importancia a la presencia de la Santísima Virgen ‒que ciertamente ustedes saben‒ llegó cantando, bailando, acariciando y ofreciéndonos flores; con flores y con cantos Ella llegó saludándonos y llegó compartiéndonos, ofreciéndonos su dulzura, su candor, y pues claro, la misericordia infinita de Dios. Por eso urge que nosotros recuperemos ese fervor, que nosotros nos identifiquemos con ese texcocano primitivo de 1400, nació en 1400, y que en 1521 pudo estar cara a cara con la Santísima Virgen escuchando cánticos celestiales, como había dicho el Rey Nezahualcóyotl: en estas tierras al pueblo se le saluda con flores y con cantos.

 Y también México aprendió a saludar a Dios, a saludar a Cristo, a saludar a la Santísima Virgen con flores y con cantos, ‒yo me atrevo a decir‒ ¡díganme! en México que persona recibe cantos, flores, en mayor cantidad que la Santísima Virgen de Guadalupe, estoy seguro ,todos estamos seguros, convencidos, que la persona que recibe más flores, cantos, miradas, y miradas bonitas, amables, sencillas, muchas veces llenas de lágrimas, es la Santísima Virgen de Guadalupe; ustedes tienen el privilegio, yo también, de ser texcocanos ‒si alguien vino de otra parte, siéntase texcocano, ya es texcocano‒ personas muy dignas de confianza de la Santísima Virgen, Nuestra Señora de Guadalupe.

 Renovemos pues ese cariño, esa respuesta, esa lealtad y gratitud a la Santísima Virgen, y seamos Misioneros Guadalupanos,  para bien de nuestra Patria; porque la Virgen no vino hacerle daño a nadie, no vino a quitarle nada nadie, no vino a fastidiar, no vino a descalificar, no vino a perjudicar a nadie, vino a acariciar, vino a apapachar, vino a traernos la sonrisa de Dios, para que vivamos pues en esa alegría que caracteriza México, que vivamos en esa paz, en esa generosidad que hay en las familias, y que hay en las comunidades, en los pueblos, en las colonias, en este caso en el mercado. Sigo diciéndoles, porque a mí me toca, aunque sea he ido a caminar por el mercado, cuanta paz cuánta atención, son muy atentos ustedes, muy amables, ¡pues vamos a ser todavía más!, que sea un mercado distinguido, especial, en donde pues hacemos espacios muy amables, para que las personas lleguen y puedan recibir los productos que necesitan.

 Queridas hermanas, mis queridos hermanos, yo quiero darle gracias a Nuestro Señor por la respuesta que ustedes han dado, veo niñas, niños, jovencitas, jovencitos, y familias, me encanta saber que aquí están los responsables de las distintas áreas del comercio, me da mucho gusto ver que la respuesta fue de los líderes de nuestros comerciantes; pido a Nuestro Señor que los llene de luz, que los haga tener resultados, experiencias pues muy gratificantes, sus familias lo merecen, México merece progresar, México merece tener recursos, dinamismo, fortalezas y ustedes lo van a seguir dando.

 Acuérdense que, incluso nuestro Padre Dios, en las parábolas de Cristo muchas veces se sintió, se presentó, se identificó con los comerciantes; «El reino de los cielos se parece a un comerciante de calidad», sean ustedes esos comerciantes cristianos que hacen el bien, que son justos, que son muy rectos, que son creativos ‒ y como ya hemos dicho tanto‒ pues muy amables con todas las personas; alguna vez que lo puedan hacer, sean misericordiosos y caritativos con los necesitados.

 Felicidades de nuevo mis queridas hermanas, mis queridos hermanos, vamos a hacer ya la celebración propiamente eucarística, pidiendo por todos ustedes, sus intenciones, todas las personas que los abastecen, las personas que los apoyan, que están al pendiente del trabajo que ustedes realizan. Así sea.