“A poco puede un ciego guiar a otro ciego”.
Homilía Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco
03 marzo de 2019
En ocasión de la Visita Pastoral a la parroquia de la Inmaculada Concepción
“A poco puede un ciego guiar a otro ciego”.
Mis queridas hermanas, mis queridos hermanos, confieso que a lo largo de la semana cuando me acercaba a preparar el servicio de la Palabra con este Evangelio, la frase que menos quería yo enfrentar era esta: “¿puede un ciego guiar a otro ciego?” Y bueno, sentí que el espíritu me pedía a mí mismo tomar muy en serio esa expresión tan original, tan fuerte de Nuestro Divino Señor.
Claro que, quisiera un poquito acercarme a la primera lectura, porque ahí se nos empieza a dar un sistema de vida muy bonito, útil, las discusiones. Nos estamos acostumbrando a dialogar, a enfrentar, a resolver muchas cosas discutiendo, y nos estamos especializando en discutir, casi así con un balazo verbal acabamos, acalambramos al otro, como que ya se hizo una facilidad muy grande esa maldad, esa habilidad de discutir. Nosotros no, queridos hermanos, nosotros pertenecemos a aquel que es la Palabra, pertenecemos a la hermosura de la Palabra, pertenecemos al equilibrio, al buen gusto de la Palabra.
Jesús se la pasaba enseñando y eran enseñanzas deliciosas; Jesucristo Nuestro Señor tan pronto como veía a sus mismos apóstoles discutiendo, como que trataba de que no fomentaran eso, que no se acostumbraran a andar discutiendo, porque eso es lo que más te arrebata la lucidez, las discusiones nos arrebatan la paz del alma y entonces todo se desbarata, todo se distorsiona. Ustedes y yo mis queridos hermanos aprendamos otra vez a confiar, primero en el bien, en la verdad y en la inocencia del Cordero, y entonces se acabaran muchos conflictos y se quitaran muchas heridas.
“Puede un ciego guiar a otro ciego”, créanme que me impresionó esta gracia del Espíritu Santo para mi Diócesis, para mi servicio pastoral y, podemos resumirlo de esta palabra. En el mundo siempre ha habido muchos líderes, muchos guías –a ver si puedo sintetizar en esto- Los imperios condujeron a la humanidad por muchos años, por siglos, los imperios, y todos terminaron mal o en la violencia y los abusos, o en el desplome y en el vacío; ha habido líderes que han conducido a la humanidad a través de las armas, de la guerra, de la violencia y, ya los efectos los conocemos, con las guerras, con las armas no se llega a cosas buenas.
Hoy estamos viendo como los que nos quieren guiar son los líderes del dinero, los poderosos de la economía, y los resultados son: más pobreza, más personas sin acceso a oportunidades y una crueldad muy específica; la economía, las ideologías hace pocos años –la ideología marxista, la ideología fascista o nazista de Hitler, Mussolini- esas ideologías eran para conducir, para aglutinar gente, tener gente a su favor y bueno, como digo, ahora otro tipo de ideologías por ejemplo ahorita está surgiendo la ideología de género, la ideología de los derechos humanos, y cómo se ha destruido, se han arrasado, se han barrido a niños, jóvenes, familias y, pues países.
México ahorita está ante ese gran peligro, de que desde niños nos arrebaten la capacidad de amar, la capacidad de respetar, el gozo de servir, de ayudar, de estar unidos; es un egoísmo con los derechos humanos, es un egoísmo fatal que se sirve en charolas de plata y que convencen a la primera que eso es ¡Sí yo tengo derecho!, y tengo derecho, y tengo derecho, yo tengo derecho, y tengo derecho… y todos me deben, y todos tienen que doblarse conmigo, y todos tiene que pasar aquí conmigo, y todos… y eso nos va a destruir terriblemente.
Se asoman ya las redes sociales a conducir a la humanidad, poco a poco las redes sociales se apoderan de los corazones, de las opiniones, se apoderan del interior, se apoderan de las decisiones, de las actitudes, de los criterios de muchas personas; como que todo empieza a enfrentarse, a resolverse bajo la clave de las redes sociales –apareció en las redes sociales, las redes sociales- y las redes sociales no tienen conciencia, no tienen rumbo, no tienen corazón.
Qué sabiduría tan hermosa la de Cristo, tenemos que tener una seriedad muy profunda en decidir encontrar la orientación correcta de la vida, la orientación correcta en la persona, en el alma, en la sociedad, y ya queridos hermanos, lo digo con todo el gozo posible: Solo Jesucristo es la luz, solo Cristo es el camino, solo Cristo ayuda, solo Cristo puede dirigir, solo Cristo puede correctamente llevarnos pues, a la verdad, a la alegría, a la comunión, a la paz.
Y de hecho, fíjense cómo hoy, mis queridos hermanos, nos enseña cosas bien profundas, -bueno yo sintetizo así porque nos puede ayudar, ustedes tienen también la forma de leer el texto- Que seamos buenos, sabios, humildes. Qué bonito es cuando una persona es educada; una persona educada va a todas partes, o una persona cuidadosa llega a su destino; qué bonito es ser una persona respetuosa y no arrogante ¡Ay, mira ese trae una paja en el ojo!, tú traes una viga; mejor examínate, reflexiona y no te dejes ir contra los demás.
Hoy Jesús nos pone esta gran sabiduría; caminemos humildemente, cuidadosamente en la vida, y entonces podremos ser buenos porque -otra vez- es una industria el mal, especializados en el mal. Por desgracia México tiene un dicho fatal “Piensa mal y acertarás”, ¿a dónde vamos con esos criterios? ¡cómo necesitamos ser, pensar bien! porque entonces producimos el bien, hacemos el bien, nos comprometemos y se nos facilita hacer el bien, nada de que piensa mal y acertarás, Dios es bueno, y todo lo hizo bueno, y a nosotros nos ha regalado y ha depositado en el alma, en el espíritu, mucha bondad, entonces tenemos que cultivar, tenemos que buscar, tenemos que hacer de veras una decisión por ser buenos, por pensar bien, por hacer bien las cosas; una persona mala destroza, destruye todo.
“Sabios”, como hace daño una persona necia –ya la misma canción mexicana, lo repetiré siempre, lo dice «Gabino Barrera no entendía, no entendía razones, todo era balazos, loquera y borrachera»; la gente que se jalaba los pelos y, imagínense la esposa cómo sufriría- cómo se sufre con una persona necia, en cambio se goza cuando una persona es sabia, cuando una persona es sensata, cuando una persona recapacita y entonces ofrece el bien.
Queridos hermanos y otro aspecto que podemos hoy recordar es, lo que la Iglesia todos los días cuando celebra la santa Eucaristía nos dice, “pensamiento, palabra, obra”, santifica tu pensamiento, santifica tu corazón, tu interior, santifica tu palabra, no ofendas, no calumnies, no mientas, no difames porque tu palabra es muy poderosa; eso que le dijeron a Cristo es muy cierto y vale para todos, a Cristo un general romano le dijo “Una palabra tuya basta”, una palabra de la esposa, una palabra de la esposa basta para que el marido reencuentre la paz, una palabra del marido basta para que en la familia vuelva a existir el amor; con una palabra porque es el poder hermoso que Dios nos ha dado, nosotros podemos cambiar rumbo, destinos, vivencias y construimos otra vez la armonía “pensamientos, palabras, obras”.
Que no se diga que México hace las cosas mal, “lo hecho en México está mal hecho”, ¡no es cierto! En la visita pastoral ya me ha tocado ver, saludar, encontrar tantos niños que buscan el bien y se empeñan en estudiar su catecismo, en aprender, en la iglesia hay niños misioneros, niños catequistas, aquí estoy viendo tantos niños en el coro, jovencitas, jovencitos comprometidos, incluso con lo más sublime, ya no solo la Palabra, sino la alabanza, la felicidad, el gozo de decir que Dios vale la pena, que Dios es hermoso y que Él nos comparte su hermosura y su alegría.
Queridos hermanos demos gracias a Dios, y así me permito invitarlos, no pierdan su fe católica, no pierdan ese gozo, ese interés, ese compromiso de escuchar la Palabra santa de Jesús domingo tras domingo; los que se puedan ir involucrando en las pastorales, en las ofertas, en las propuestas de la parroquia ¡háganlo! porque entonces cambiaremos ese rumbo de dolor, seguirá habiendo mucho sufrimiento, muchas tragedias en México si caminamos sin Dios.
Me gustó, jovencitas, niñas, niños del coro como repetían “Gloria, gloria a Dios”. México antes glorificaba mucho a Dios y por eso había paz; hoy se nos está haciendo poca cosa, nos estamos olvidando de glorificar a Dios, y se nos está acabando la paz. Que ustedes nos contagien, y que ustedes nos involucren en ese tipo de enseñanzas y de experiencias y encontraremos la paz; eso les deseo con toda mi alma junto con mis hermanos queridos, mis hermanos sacerdotes. Así sea.