Homilía de Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco

“Miércoles de Ceniza”

 02 de marzo de 2022.

 “El Padre ve lo secreto y te recompensará”. Mis queridas hermanas mis queridos hermanos; en el alma que alegría iniciar un tiempo tan bonito como este de la Cuaresma porque nos lleva a la Pascua; la cuaresma significa el recorrido sencillo, difícil, cotidiano de nuestra vida; es tomar conciencia de cómo somos, que somos, como vivimos, y valorar esa sencillez de la vida, valorar mucho los sufrimientos, valorar mucho nuestros errores para acudir al Padre.

 Y junto con ustedes yo quiero tomar en serio esto que nos ofrece hoy la Palabra, es un tiempo favorable y es un tiempo de escucha; en el tiempo favorable yo me pongo –dice el Señor– en favor de ustedes, tiempo favorable es Dios en favor, dispuesto, un Dios disponible, –y Él dice– para escucharte. Como yo tengo la tentación de decir: ah pues en semana santa, ah pues en cuaresma voy a dar los mejores sermones, voy a decir las cosas más, no sé, interesantes, y ¡no! queridos hermanos, es un tiempo en el que Dios escucha a su pueblo.

 Me invito junto con ustedes a que hablemos con Dios, a que nos pongamos cerca de Dios, y entonces aprender. Quiero pedirle a nuestro Señor que en mi Diócesis los servidores del pueblo en este tiempo aprendamos a escucharlos a ustedes –mejor– que nos dispongamos a oírlos a ustedes; que ustedes puedan hablar, que ustedes puedan expresarse, que ustedes puedan abrir su corazón, que ustedes puedan abrir su conciencia, y siempre con la seguridad de que es tu Padre el que te escucha, es tu Padre el que te consuela, es tu Padre el que te endereza, es tu Padre el que te enriquece, te corrige, te impulsa, te alienta, te dice que Él no te abandonará, tu Padre está en lo secreto.

 Y ya sabemos el secreto, el lugar secreto es la intimidad personal, hablemos con nuestro Padre, hablémosle de todo lo que hay, de todo lo que somos, de todo lo que hemos vivido, de todo lo que nos angustia, de todo lo que nos remuerde, pero es acudir, platicar, desahogarse;  yo le suplico en esta cuaresma, ustedes y yo desahoguémonos con Nuestro Señor, abrámosle el corazón a toda hora, de muchas maneras, insistentemente, y tu Padre te acariciará, tú Padre te demostrará con que delicadeza, y con cuanto poder Él renueva tu vida, Él rehace tu existencia y te quita ese dicho fatal “palo dado ni Dios lo quita” ¡eso no es cierto!, eso no es Palabra De Dios.

 “Tiempo favorable”, estoy para ti, quiero ponerme a tus ordenes, que nadie en la Iglesia nos atrevamos a regañarlos a maltratarlos, a menospreciarlos, sino ponernos humildemente; y eso exíjanselo al Obispo, que el Obispo sea el primero en humillarse, que el Obispo sea el primero en respetar, en saber escuchar, así lo dice hoy la segunda Carta del Apóstol a los Corintios. Es un tiempo favorable: y te voy a escuchar, y esto va en serio, porque Dios no juega con nadie.

 Y entonces, hermanos, ¿cómo se consigue la paz, como se construye el Pueblo Santo de Dios?, dice “es día de salvación es día de socorro, te socorreré”; y ese tiempo favorable es el gran día que hablaba Jesús, el año del que hablaba Jesús que se llama “Año de gracia”, significa: las cosas de Dios son hermosas, las cosas de Dios son gratuitas, las cosas de Dios son consoladoras, todo lo de Dios es constructivo, es amable, todo lo de Dios es alegría y es mucha paz.

 Entramos ustedes y yo a Santuario de  Dios, entramos a la cercanía con Dios, a la confianza, a la intimidad de Dios, “vete ahí donde está Él y verás que bonita será por ejemplo tu limosna, que bonita va a ser tu oración, que bonito va a ser tu sufrimiento, que bonitas van a ser tus acciones de caridad de apoyo, de servicio a los demás porque las recoges, ese espíritu del bien lo recoges de Dios.

 Bueno en estos momentos el Obispo va a bendecir la ceniza y ustedes permitirán que el Obispo sea el que signifique al mayor penitente, al pecador más grande y después todo el Pueblo de Dios, el rebaño precioso de Dios recibe la ceniza. Pidan al señor pues, para que la sucesión apostólica que representa el Obispo sea esto que decía el Apóstol san Pablo «hacer, dejar que el pueblo hable con Dios, que este con su Padre en lo secreto, en lo íntimo» Así sea.