Homilía de Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco
I Domingo de Cuaresma
21 de febrero de 2021
“Establezco una alianza con ustedes, con los animales”. Mis queridos hermanos, recojamos en primer lugar la enseñanza del libro del Génesis, que en el capítulo 9 refuerza bastante su relación con Noé. En medio de un mundo que se echaba a perder, después de la torre de Babel, aparece un hombre justo, Noé; Sodoma y Gomorra, otro hombre justo que también tuvo alianza con Dios, Abraham salvará a la humanidad.
Pero hoy, pues aparece ante todo esta palabra, que muchas veces, sobretodo nosotros los cristianos la vemos como algo pues lejano, sentido, sin explicación, la alianza, Dios hizo alianza con Noé, con, Abraham, Dios hizo alianza con Israel. Y qué quiere decir eso, nos parece una palabra hasta insulsa; vamos a decir hoy, que es una palabra bellísima הברית (beritt) en hebreo, arranca con יְצִירַת (yetsiratt), creación, comienzo. Más adelante, significarán comida, sentarse a la mesa, estar juntos, disfrutar la fuente de la vida, que es el pan, el alimento, y sentirnos familia, iguales.
Pues bien, hoy nosotros recordemos que ese ha sido siempre el propósito clarísimo de Dios, caminar con el ser humano, estar cerca de los hombres, de las mujeres; en el paraíso se ve una cercanía y un disfrutar de la brisa, de las plantitas, de los árboles, de los animalitos; y hoy nuevamente Nuestro Señor, le dice a Noé ‹Establezco una alianza y perpetua con ustedes, y con todos los que estén con ustedes, con todo ser viviente que se les acerque a ustedes, yo quiero estar junto, cerca, que caminemos juntos; incluso nos da a entender “caminen junto con los animalitos”. Y les doy esta señal de qué yo no fallaré, pongo mi arcoíris en el cielo, para que se acuerden de que el cielo los cubre hermosamente; es de los símbolos más bellos, al arcoíris›. Los poetas, las personas que han escrito cosas bellas, como nos describen deliciosamente lo que es un arcoíris; es el encuentro de la luz con una serie de elementos como son el rocío, la lluvia, la frescura, la pureza, y queda el gran emblema del arco iris; ese nos debe recordar qué así de bella y delicada es la amistad, la providencia, la cercanía de Dios.
Queridos hermanos, vemos como es útil hoy esta enseñanza de la alianza, la mejor, la perfecta alianza es la de Jesús. En la Eucaristía, cuando muchas veces, fue Él preparando ese último momento que llamamos “La ultima Cena”, que en realidad es la primera de millones de comidas, de cenas que ha habido en la historia cristiana, y Él nació en la casa del pan, cambió el agua en vino, multiplico muchas veces el pan, comió muchas veces con toda clase de personas, quiso traernos a su mesa sagrada, y decir, como una vez le comentó a un fariseo “Dichosos los que participen en el banquete celestial”,
Y entonces queridos hermanos, nosotros vemos que la alianza perfecta, o sea, el encuentro armonioso, más bello que pueda existir, es en torno al altar, en torno a la mesa de Jesucristo Nuestro Señor, en donde Él, dice ‹los quiero tanto que les doy hasta mi cuerpo›. Roberto Carlos tiene una canción bellísima en donde le dice a su novia “te regalo yo mi cuerpo”, no sé qué regalarte, te regalo mi cuerpo. Y de hecho las mejores amistades y relaciones, es cuando tú regalas tu cuerpo, porque miras, miras con dulzura, miras con respeto, miras con amor a una persona, porque la tocas, porque muestras de muchas maneras tu deseo de darle todo tu ser; “Esta es mi sangre” hasta mi sangre, hasta lo que no ven, ‹les regalo mi cuerpo› –lo que ven– ‹les regalo mi sangre› –hasta lo que no se ve–, para que ustedes queden en una comunión profunda conmigo.
Por eso hermanos, valoremos así esta enseñanza primera, que nos ofrece le texto de Génesis, y pues, asomémonos también un poquito, y allí deberíamos entretenernos muchísimo en el Santo Evangelio; otra vez, Jesús comienza a convivir y a platicar, y a predicar el reino de Dios, y la primera palabra que usa, de las primeras que usa es “Está cerca, Dios está cerca”, Dios quiere cercanía, Dios ofrece cercanía; al final, pues vemos que la mejor cercanía –otra vez– es la propia persona. Cuando vimos el Salmo, llama la atención cuando el salmista dice: “muéstranos Señor tus caminos”, al final el salmista dice: “los caminos del Señor están en su corazón”, los caminos de Dios son amor, ternura.
Me impresionó muchísimo un día que quise ver en el texto original, “Preparen el camino del Señor”, todo mundo ha traducido “Preparen el camino del Señor”, ¡No! el texto hebreo dice: “Denle rostro, pónganle rostro a los caminos de Dios”. Hoy el Salmo 25 dice, “Los caminos de Dios están en su corazón”, están en su interior. Pues bien mis queridos hermanos, valoremos esto que Jesús desde que comenzó nos trajo: El Reino de Dios, el reino de Dios que está cerca, Dios quiere estar cerca, no quiere distancia con nosotros.
Y fíjense como es lacerante la distancia, todos nosotros tenemos experiencias de lejanía, a todos nosotros nos pasa, que nos tenemos que ir, a todos nos pasa que habiendo tenido encuentros muy bellos, hay que separarnos; el niño tiene que salir del vientre materno y de chiquitititito no se aparta de los pechos de la mamá, y al rato ya la mamá batalla para jalarlo, y al rato ya tiene que ir en la primaria, en la primaria hace amistades muy bonitas y se tiene que ir a la secundaria, y es otro mundo, son otras personas, y de la secundaria se va a la prepa y otra vez, rupturas, distancias de personas que se quieren, y de la prepa pasas a la universidad, encuentras amigos, terminas la carrera y otra vez “adiós”, y unos encuentran trabajo en el norte y otros en el sur, y otra vez la distancia.
Queridos hermanos, como necesitamos a Dios, como necesitamos nosotros a Nuestro Señor, porque de veras al final, hay muchos textos que dicen “Cristo murió por nuestros pecados para reunir a los Hijos de Dios dispersos por el pecado, por el mundo”. Hoy pues, démosle gracias a Nuestro Señor porque nos revela que volveremos a estar juntos, caminaremos estrecha, deliciosamente cerca de Dios y cerca de nuestros seres queridos, la alianza es eterna, el caminar juntos, el estar juntos es un proyecto de eternidad.
Y vean como la Iglesia utiliza bastante esto: “Señor no te quedes lejos”, hay muchas suplicas, muchas veces en la Iglesia los salmos “Señor, no te quedes lejos, no me ocultes tu rostro, ven pronto a socorrerme, date prisa en socorrerme”; de las últimas palabras de la Biblia mâran’athâ (Maranatha) “Ven, Señor Jesús”. Pues queridos hermanos, demos gracias a Dios porque nos ha integrado y porque nos ha iluminado en las cosas fundamentales de la vida, en las actitudes profundas que todos hemos de llevar siempre, actitud de cercanía, actitud de comunión, actitud de solidaridad, ya lo sabemos ante todo en la familia, con nuestros vecinos, con nuestra Patria, hoy se necesita mucho sanjar esas distancias tan dolorosas que existen en todos los grupos humanos, sociales, y buscar que nosotros seamos constructores de la alianza. Así sea.