Servir a los pobres es un don y una fuente profunda de gozo. Valorar si somos buena noticia, desde lo que somos y hacemos, con nuestra labor. Cuando alguien se decide a poner en práctica la capacidad de amar a los demás como Dios le ama, comienza a escribir con su vida y con su entrega, una nueva página del Evangelio para bien de la humanidad.
Es el Evangelio que desde Cáritas se trata de escribir cada día. Como ha tratado de contagiar esperanza, ánimo, calor humano… qué cambios, progresos, por pequeños o sencillos que parezcan ha visto, de qué quiere dar gracias, qué oración le surge, qué querría pedir a Dios, qué siente que el Dios Jesús le dice, qué le pide. Debemos «tomar la iniciativa sin miedo», «salir al encuentro», «buscar a los lejanos», «llegar a los cruces de los caminos para invitar a los alejados», «involucrarnos» en la sociedad, «ponernos a los pies de los demás para lavarlos», «achicar distancias», «acompañar a la humanidad de los procesos» tener «olor a oveja», ser «iglesia en salida» con las puertas abiertas, «llegar a las periferias», «mirar a los ojos y escuchar», «brindar misericordia».
Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo.
El curso “Escuela de la Caridad” se llevó a cabo del 13 al 16 de octubre en Casa de Lago de la Conferencia del Episcopado Mexicano en Cuautitlán Izcalli. Cáritas Texcoco estuvo presente. Se clausuró con una celebración Eucarística en la Basílica de Guadalupe el día 16 de octubre a las 14:30 hrs. Asistieron Cáritas Española, Cáritas de Panamá, Cáritas Alemana, Guatemala, Honduras, del interior de la República asistieron varios Estados y Cáritas Mexicana fue anfitriona.