Texcoco, Méx., febrero de 2014. El 22 y 23 de febrero se llevó a cabo el III Campamento Diocesano de Catequistas Adolescentes, que tuvo como lema “Catequistas alegres, testigos de la vida”. Participaron 56 adolescentes y 9 catequistas adultas provenientes de diferentes parroquias de las 5 vicarías de nuestra Diócesis.
De la Vicaría San Antonio asistieron las parroquias: San Miguel Arcángel en Tlaixpan, La Purificación de María, San Jerónimo Doctor, San Lorenzo, Cristo Rey en Lomas de Cristo. De la Vicaría San Andrés, las parroquias: Santo Toribio Obispo, La Purísima Concepción. Mientras que de la Vicaría Santo Domingo, las parroquias: Santa María Nativitas, Nuestra Señora de Guadalupe en Xochiaca y San Agustín.
De la Vicaría Santa María de Guadalupe, las parroquias: San Judas Tadeo y La Lupita. De la Vicaría San Vicente, las parroquias: San Vicente, San José.
La sede del campamento fue la “Casa del Apostolado para la Consagración de la Familia” en el municipio de Amecameca, Estado de México. Fue ahí donde los chicos disfrutaron de una magnífica experiencia.
La Hermana Lorena Elizabeth Pérez García, Misionera Catequista de los Pobres, Coordinadora de la Comisión Diocesana de Evangelización y Catequesis (CDEC), les dio la bienvenida y así comenzaron las actividades recreativas; a cada uno se le entregó un morral y una playera para identificarse con sus equipos.
Con sorpresa, entre porras y aplausos, los catequistas adolescentes recibieron a Monseñor Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de la Diócesis de Texcoco, quien les dio la bienvenida con una oración, la cual dio paso a la reflexión.
Los chicos disfrutaron de todo el campamento, compartieron experiencias y meditaron acerca de la convivencia con sus padres. Posteriormente tuvieron un encuentro con Jesús en una Hora Santa, dirigida ésta por la Hermana Guadalupe Salazar MCP.
El domingo los chicos iniciaron el día con una serenata, la cual dejó sorprendidas a las mujeres. Terminaron el día con una “tardeada” en la que los adolescentes bailaron, cantaron y convivieron con mucha alegría. El campamento les dejó una grata experiencia para sus vidas como catequistas.