Historia
Esta capilla, es conocida hoy como la capilla de la Tercera Orden, y aunque en 1965 tenía la dignidad de “Templo expiatorio” inclusive “Santuario Guadalupano”, el común de los fieles en la actualidad ya no lo identifican con estos nombres.
Probablemente esta Capilla era sede de una cofradía de españoles desde el siglo XVI, pero estaba destinada al servicio de los miembros de la Tercera Orden (es decir para laicos franciscanos) tal como lo prueban los vestigios del edificio de la segunda mitad de ese siglo, vueltos a emplear en la construcción del siglo XVIII. Ninguna fuente manuscrita da testimonio de la antigüedad de esta fundación.
Por el libro de la Cofradía, correspondiente a los años 1684-1739, se sabe que el inicio de la reconstrucción de la capilla data de 1725, aunque no hay mención alguna de su terminación, lo que hace suponer que en 1739 todavía no se había puesto de nuevo en servicio, hipótesis probable, si se compara con la reconstrucción de la capilla de la Tercera Orden Franciscana de Toluca que duró trece años. En este libro sólo se hace dos veces referencia a la obra, pues todos los datos prácticos referentes a la evolución de la fábrica no se conservaron. La primera alusión a la obra data del 11 de julio de 1725, fecha de la transferencia del Santo Sacramento a San Antonio, donde permanecerá hasta el final de la construcción de las obras. La segunda es con fecha 28 de abril de 1726, cuando el padre Joseph de Puemes, “vicario in capite y juez eclesiástico de esta ciudad, ministro hermano mayor que fue de dicha Venerable Orden Tercera”, hace un importante donativo.
Descripción
La planta de la capilla es parecida a la de San Antonio: una cruz latina con bóvedas de cañón sobre los cuatro tramos de la única nave, el crucero y el ábside, una cúpula octagonal sobre pechinas en el crucero y un coro arriba del porche.
La portada principal consta de dos cuerpos y un remate semicircular. El primer cuerpo conserva el arco lobulado de la portada del siglo XVI, decorado con flores de lis labradas en la piedra, en la clave se encuentra la efigie de un obispo, quizá San Luis de Tolosa, miembro de la Tercera Orden Franciscana, enmarca este arco un par de enjutas con follaje y flores al estilo del siglo XVI. También en este primer cuerpo de la fachada se contemplan dos pares de columnas salomónicas aunque un tercio de cada una de ellas es liso, que sostienen un friso decorado con follaje. Estas columnas dan paso a un prolongamiento del segundo cuerpo.
En el segundo cuerpo se observan 2 pares de columnas tritóstilas con estrías onduladas en la parte superior, éstas están dispuestas a ambos lados del nicho central que guarda una imagen labrada en cantera de un santo no identificado. Además, arriba de este nicho con remate lobulado se abre un óculo octagonal de doble encuadramiento, el primero también octagonal y el segundo adopta la forma de un rectángulo acodado, enmarcado bellamente por motivos vegetales y follaje. Arriba de esto se encuentra uno de los símbolos franciscanos (el brazo de Cristo cruzado con el brazo de San Francisco), que viene a ser el remate de la fachada.
Cabe observar los frisos verticales entre columna y columna del segundo cuerpo, inclusive existen dos personajes dos personajes recostados entre los capiteles de las columnas del segundo cuerpo. En especial llaman la atención los arcángeles a ambos lados del nicho central ataviados como indios, uno sosteniendo en la mano derecha la vara florida, y el otro en la mano izquierda la palma del martirio.
La portada lateral corresponde al muro oeste del templo. Al igual que la portada principal, consta de dos cuerpos y un remate semicircular. El primer cuerpo conserva el ordenamiento de la portada primitiva: las estrechas pilastras laterales finamente labradas como plumajes coronadas por un capitel circular labrado como piedra de molino, las cuales enmarcan el arco conopial doble con archivoltas decoradas sucesivamente con flores de ocho pétalos, dos canes emplumados sin cabeza y con el collar del toisón de oro. Cabe mencionar que esta fachada es un curioso sincretismo de lo europeo y el tequitqui mexicano. En el siglo XVIII solo se agregaron algunos ornatos vegetales y ciertas molduras en las enjutas del arco y en el entablamiento de las pilastras.
El segundo cuerpo esta delimitado por columnas salomónicas pareadas. Está adornado con nichos que guardan las figuras de la Virgen y de dos personajes sin atributos que parecen ser San Luis de Francia y San Fernando de Castilla, miembros de la Tercera Orden Franciscana. Pares de pilastras lisas flanquean el nicho central y los nichos laterales están rematados por paneles rectangulares tablerados con flores. Además, en el remate semicircular decorado con ramilletes de flores, se abre un óculo octagonal en cuya base se apoyan dos angelitos sentados en los capiteles de las pilastras que flanquean el nicho central.