I Domingo de Cuaresma

Homilía Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco

18 de febrero de 2018.

“Dios está cerca”.

Queridos hermanos, al iniciar nuestro Divino Señor su sagrado ministerio, digamos que lo primero con que se encontró fue con un personaje siniestro, absurdo, difícil, conflictivo, que quiso enredarlo, pero al final nuestro Señor manifestó -y también a nosotros nos regalaba una claridad infinita para caminar por la vida- frente a los desafíos, al sufrimiento; frente a tanta falsedad y muchos engaños, muchas traiciones, cosas inesperadas. Tal vez así podríamos nosotros desglosar esto de “fue tentado por el diablo”.

Todo ser humano ha enfrentado, ha sufrido descalabros, incluso caídas, momentos muy amargos y muy dolorosos por fuerzas extrañas, inesperadas, crueles que nos asedian, que nos tumban, que nos ensucian; y por eso, qué hermosa la enseñanza de nuestro Divino Señor. Él nos dejó claro que solo Dios puede contra el mal, contra el mal que nos acecha, se nos va encima; de hecho el texto griego dice: el diablo se le echo encima, quiso trepársele, estar encima de Él, y como él es el enemigo número uno de Dios, de sus personas, de sus obras, de todo, pues, quiso atacar de lleno a nuestro Divino Señor.

Pero, Él mismo con esa experiencia nos estaba dando una luz infinita. Dios está con nosotros, Dios si puede, Dios defiende, Dios protege, y yo diría ¿cómo?: con el Evangelio de Jesús, con Jesús, gracias a la persona, a la enseñanza, a la doctrina, al espíritu, a la comunidad de Jesús; solo así se pueden resistir tantas tentaciones. Y ustedes lo ven, cuántas veces nosotros habremos estado en peligros muy serios y llega la mamá, o llega el papá y te previene o te llama la atención, o te corrige, o te anuncia, te pre-libera; y nos da coraje y no lo entendemos, pero bueno, ahí está Jesús defendiéndonos, previniéndonos, ayudándonos para que no caigamos en las manos, en las garras mentirosas y falsas del enemigo de Dios y también enemigo nuestro.

Hay inspiraciones perversas, hay solicitaciones, trampas que no alcanzamos a medir su fuerza, su peligrosidad, y para eso está el Espíritu de Jesús. Para eso se nos ha dado la gracia, la misma fortaleza y sabiduría de Jesucristo nuestro Divino Señor. También Cristo estaba entre bestias, entre animales salvajes; ustedes saben, yo creo, la característica de una bestia es lo agresivo e inesperado, no sabes por dónde anda la víbora, no sabes por dónde anda el alacrán, no sabes por donde está el cien pies, o a qué horas, por decir, un perro bravo se te echa encima, no sabes a qué horas un toro te quiere cornar, y nuestro Señor estuvo, se encarnó, conoció también las peligrosidades humanas, físicas, materiales de nuestro mundo.

Sin duda Dios creó a estos animalitos para educarnos, para abrir los ojos y caminar con mucha modestia, o sea, con mucho cuidado por la vida. Observemos como a veces los compañeritos ¡tú dale!, ¡tú no te fijes!, ¡no pasa nada!, y si pasa; y por eso los papás nos educan, lo papás nos dan un método, un estilo de conducta en donde nosotros podamos enfrentar y resolver los peligros que no dimensionamos, no alcanzamos a ver hasta dónde nos pueden llevar.

Mis queridos hermanos, en esta Sagrada Eucaristía, yo quiero pedirle a nuestro Señor, que, a su servidor, a mí, a ustedes, Él nos ayude a valorar la alianza, la nueva alianza, que no se nos olvide “Dios está con nosotros”, Él se hizo cercano en Cristo, Él nos concede los instrumentos, la visión, la previsión, y como dije, la fortaleza y sabidurías necesarias para sortear tantos peligros y tantos males.

Dios ha querido estar y manifestarse como una persona que está de acuerdo, quiere estar de acuerdo, quiere caminar en armonía con nosotros, en cercanía; eso es una alianza, estar juntos, juntos trabajar, juntos enfrentar, juntos resolver tantas cosas; me viene a la mente cuando Moisés sale hacia la tierra prometida, en una de las etapas importantes, y le dice al sacerdote madianita: “vente con nosotros, tú sabes más que nosotros, tú ves, tú conoces el desierto; los recovecos, las veredas. Tú serás nuestros ojos, tú serás nuestros labios, tú serás nuestro corazón, vente con nosotros”.

Eso es Dios mis queridos hermanos, alguien a quien hemos de pedirle, alguien con quien hemos de hacer acuerdos, estar bien. Quiero pedirle que ustedes y yo nunca caminemos sin Dios, que caminemos con Él y de acuerdo con Él, porque hoy brotan por todas partes los desajustes, los desequilibrios personales, íntimos, sociales; hay mucho desequilibrio, mucho desorden, necesitamos armonía, solo Dios en Jesús, solo el Evangelio; escuchen, conozcan el Evangelio y entrarán en acuerdos, en armonía con Dios. Así sea.