Epifanía del Señor
Homilía Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco
07 de enero de 2018.
“¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos?”.
Queridos hermanos, me impresiona mucho esta pregunta. La primera pregunta, la única que hacen los magos al llegar a Jerusalén, acerca de Jesús; me impresiona todavía más que esta fue la primera pregunta de Dios en la historia humana. Cuando Nuestro Señor va al paraíso, el hombre ha pecado, la única pregunta que hizo fue ¿Dónde estás? y encontró una serpiente, al hombre y a la mujer desnudos, por tierra, escondidos, destrozados y como quien dice, una víbora, una serpiente los había guiado, motivado al camino del mal, y esa fue la consecuencia, el hombre deshecho, por tierra. Escucharon, vieron a la serpiente, le hicieron caso, dialogaron con la serpiente, se metieron en el sistema de la serpiente, en la dialéctica de la serpiente y entró el pecado, la derrota, la amargura, la devastación.
Ahora, estos grandes hombres contemplan la estrella, dialogan espiritualmente con la estrella, reciben el mensaje de la estrella y se ponen en camino, se meten en ese universo de luz, y otra vez, la pregunta es la misma ¿Dónde está?, pero ahora, el Rey.
Es impresionante mis queridos hermanos, cómo los caminos de Dios, cómo las referencias y las enseñanzas divinas, son perfectas, son de una sintonía verdaderamente admirable.
Ahora, desde que llega el Mesías, podemos dialogar con Dios, estar con Dios, escuchar a Dios, obedecer a Dios; y bueno, es muy sencillo el resultado, encontramos al hombre pequeñito, encontramos pero a un hombre diferente, “pastor”, “jefe”; ahora encontramos a un hombre descendiente de reyes, ahora encontramos a un hombre que recibe oro, incienso, mirra; mirra, perfume, “hombre verdadero”, oro “rey”, incienso “divinizado”.
Lo que la serpiente nos quitó, lo humano, lo simplemente humano, la comunión, la felicidad humana; la convivencia humana, la familia ahora se nos regresa gracias al Mesías, a Jesús, al Hijo de Dios, y entonces el hombre tendrá estas tres características, podremos ser verdaderamente humanos, podremos ser verdaderamente dignos.
El pueblo de Dios siempre nos llama, “pueblo de sacerdotes, profetas y reyes”. Todo aquel que está en Dios, todo aquel que se integra al pueblo de Dios, recibe palabra, mensaje, sabiduría, recibe rumbo, destino; todo aquel que se integra al pueblo de Dios recibe dignidad, como la de los reyes “oro, incienso y mirra”. Vemos por eso queridos hermanos, cómo los elementos son verdaderamente providenciales, το αστέρι “la estrella”, nunca más la serpiente, interés, pueblo, pasa Ierusalén, el texto exactamente dice “toda Jerusalén”, όλους τους αρχιερείς, todos los sumos sacerdotes, όλους τους γραμματείς, todos los gramáticos, en torno a Él, para Él. Herodes. Por desgracia las acciones que realiza Herodes, en griego tienen un significado muy especial, muy fuerte “lafra”, esa palabra la entendemos en español; Herodes actuó “lafra”, como un ladrón, a escondidas, siempre mañoso, siempre falso “lafra”, así fue como él se comportó ante este misterio sublime, como la serpiente se había portado, con engaño en el paraíso, y por eso derrotó al ser humano. Herodes y todos los que actúen como Herodes, con prepotencia, con envidia, con ventaja, con maldad; vean cómo al final, váyanse a su tierra, nunca más con Herodes, por otro camino, y entonces mis queridos hermanos, allá el hombre queda desnudo, va a pasar una existencia muy dura, espinas, sudor, lagrimas, trabajo, polvo, la mujer dolores de parto; acá adoración, ellos lo adoraron, caen a sus pies, δώρα, regalos, χρυσό, oro, incienso, perfume más delicioso, la mirra de Esmirna.
Hermanos, hoy, por la misericordia de Dios, entendemos que Jesucristo, desde el primer instante, desde sus primeros pasos, desde su insignificancia y modestia, vino a salvar, a cambiar el destino humano, la condición humana, el horizonte, el final, la meta de los hombres, también las características de nuestro caminar. El apóstol san Pablo hoy lo dice en una forma muy bella, ha llegado el evangelio y los paganos, pueden recibir la herencia, y los paganos quedan como miembros del cuerpo de Cristo, y los paganos participan de la promesa de Dios.
En Jesucristo pues, mis queridos hermanos ha llegado el cambio de paradigma, en Jesucristo ha llegado la transformación profunda de la historia humana, de los seres humanos, porque en Jesucristo está Dios, y cada que nos acerquemos a Cristo, recogeremos mucho de Dios. Acá en este momento se expresará: dones, estrella, oro, incienso, mirra, perfumes agradables, significa que tú no vas a padecer corrupción eterna, eres tan valioso para Dios que llevarás el suave olor de la vida, eres tan agradable a Dios que resplandecerás con la dignidad real, eres tan agradable a Dios que también participarás y te elevarás en el incienso divino, agradable a su presencia.
De hecho, todavía la Iglesia es la única que conserva el perfume, para el bautismo, la confirmación y para la consagración de los ministros, de los sagrados pastores, todo Obispo ha sido consagrado con ese perfume sagrado de Dios y lo transmite a su pueblo, y todos nosotros; observen, hay un momento en que la Iglesia los perfuma siempre a ustedes, con el incienso sagrado de Jesucristo, para que ustedes tomen conciencia, el sacerdote también, a él, de que en Cristo somos ofrenda divina, agradable, que puede subir hasta el cielo.
Bendigamos a Dios mis queridos hermanos, por Jesucristo, disfrutemos el misterio cristiano a cada paso, tratemos de poner más empeño en nuestra cercanía con Cristo, en la observación, en el recorrido, en el misterio de su vida, lo que Él es, lo que hace, lo que dice, lo que ofrece, lo que alcanza para cada ser humano con su santidad, y con su gracia divina que ha traído para bien de todos nosotros.
Igual que los pastores, sea un comentario que yo les ofrezca, los pastores después de haber visto, después de haber vivido cerca de la infancia de Jesús, volvieron a sus campos felices alabando a Dios, no amargados, no con los pies en rastra, no con tristeza, no con pesimismo; los magos después de haber encontrado al niño, después de haberle ofrecido sus dones, se marcharon felices por otro camino, por el camino de la felicidad, el camino de la fe, el camino del amor, y fueron a cumplir con sus trabajos cotidianos, así hagámosle nosotros.
Hemos vivido el misterio de la Navidad, hemos vivido el misterio del nacimiento de Cristo, la adoración de los pastores, hoy, la adoración de los magos, regresemos felices, regresemos llenos de ilusiones, de virtudes, de fortaleza, de una inmensa alegría al cumplimiento de nuestro deber. Así sea.